El pueblo, que pasa por ser muy sabio, solía decir que «en tiempos de guerra no se oye misa», dando a entender que cuando hay una situación complicada lo que urge es concentrar todo el esfuerzo en salir de ella. Eso parece lógico, pero en medio de esta crisis brutal, algunos -muchos- han cambiado la frase por la de «a río revuelto, ganancia de pescadores». Por mucho que hablen y digan, todo está como en suspenso en espera de las elecciones del día 20, y los movimientos que se hacen en la UE obedecen a los intereses de Alemania y un poquito de Francia. Merkel se comporta como una madre autoritaria, y se olvida de que si Alemania tiene más fuerza es porque vende sus productos en los países que tanto alecciona. Ya dije hace casi dos décadas, al poco tiempo de la reunificación alemana que Europa capial Berlín, y se me tiraron al cuello. Los norteamericanos tampoco son flojos, y allí lo que manda es el negocio a cualquier precio. Ahora quieren reabrir los yacimientos de uranio que hay en la zona del Gran Cañon. Si es o no zona medioambiental protegida, parque natural o reserva de biosfera les importa un carajo cuando el precio del uranio está por la nubes. Siempre es lo mismo, pan para hoy y hambre para mañana, y el gran empresariado, que es igual en todas partes, aprovecha el ambiente de crisis para ajustar costes con los despidos, aunque siga teniendo el mismo trabajo. Esa es una de las cosas que no se entienden en el sector turístico canario, dicen que estamos repletos de visitantes y sin embargo el paro sigue creciendo en el sector. Que me lo expliquen, porque si todos tenemos que apretarnos el cinturón no sé qué letra de la palabra «todos» no entienden.
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