Sr. D. Alfredo Pérez Rubalcaba:
Hace unos días, me dirigí por este mismo medio al Sr. Rajoy, su máximo oponente en las próximas elecciones, avisándole de lo efímero que es el poder y de cómo los aduladores de hoy serán mañana las ratas que abandonen el barco cuando este empieze a zozobrar. Porque los barcos acaban hundiéndose, los proyectos se agotan y la dura realidad finiquita todas las ilusiones. Esa parte la está viviendo usted ahora mismo, cuando muchos de los grandes nombres de su partido, que encabezaron listas y ocuparon cargos imporantes, se dan a la fuga. Esa es la primera fase, porque cuando estén fuera del todo empezarán a soltar inconveniencias. Pero la vida es así, y la naturaleza humana es como es, frágil, temerosa y egoísta.
Con su demostrada inteligencia usted mejor que nadie sabe que las posibilidades del PSOE en las urnas no van más allá de sus seis o siete millones de votantes fijos que lo apoyarán contra viento y marea. Después vienen los números, y dependiendo de cuánto pase el PP de los diez millones la derrota será mayor o menor. Le honra que haya tomado la bandera de su regimiento cuando la batalla parece claramente perdida (nunca se sabe, las urnas las carga el diablo), porque supongo que lo que trata de hacer no es ganar las elecciones (lo dice porque tiene que decirlo) sino evitar que se produzca un derrumbe mayor que el del año 2000, que tampoco sería bueno para el PP y para la democracia, puesto que es necesario que el PSOE se mantenga en unas cifras discretas para sumar una mayoría cualificada que será necesaria para saltar algunos charcos (abismos en algunos casos) en los próximos años. Si se hunde el PSOE hasta números catastróficos, no será bueno para España. El PP también lo sabe y tengo la impresión que en las últimas semanas la cúpula del partido, que ha hecho una oposición durísima, (Cospedal, Sáez de Santamaría, González Pons, Montoro, el mismo Rajoy) ha levantado el pie del acelerador porque teme que un cataclismo del PSOE no signifique exactamente un aumento desmesurado del PP, sino la pesca en río revuelto de los partidos nacionalistas.
Le toca reconstruir su partido y entregarlo en condiciones de crecer a quien lo sustituya, y me malicio que el paso atrás que en su momento dio Carme Chacón no es otra cosa que una reserva para el 2º tiempo, porque con la tendencia a que los ganadores aguanten al menos dos legislaturas, cuando llegue de nuevo la hora del PSOE a usted se le habrá pasado el arroz. Para entonces, Carmen Chacón tendrá 48-52 años, una edad perfecta para abordar la Presidencia del Gobierno, aunque tiene el hándicap que es catalana, y eso nunca funcionó bien por prejuicios. Si es así, usted le habrá hecho un gran servicio a su partido y al Estado, aunque ya le digo que a tan largo plazo es difícil hacer previsiones, porque unas cuentas echa el borracho y otras el bodeguero. Por lo tanto, le deseo suerte, la misma que a Rajoy, puesto que no hay otra cera que la que arde y en ello nos va el futuro a todos. Y ya que no vislumbramos por ninguna parte figuras de la talla de Adenauer, Churchill o el mismo Felipe González, tenemos que fiarnos de la buena fe y el sentido de Estado de quienes ahora asumen una enorme responsabilidad.
Atentamente.