Para algunos la guerra ha empezado
Lo sucedido en Noruega ha puesto a funcionar todos los mecanismos extremistas. El horror producido por un hombre solo que sigue una ideología delirante está siendo aprovechado por la derecha supuestamente civilizada pero también extrema. Una muestra es el comentario que hace el periodista norteamericano Glenn Peck, comparando a los jóvenes asesinados en la la isla de Utoya con la juventudes hitlerianas. Entre otra cosas, se pregunta si es presentable que se haga un campamento político para los más jóvenes, lo que muchos podrían interpretar que, si la muchachada estaba convocada allí por el partido laborista, el acto tiene en cierto modo justificación, porque como dijo el terrorista en su declaración a la policía trataba de eliminar a los futuros dirigentes de la socialdemocracia noruega, que en su fanática mente es la depositaria del marxismo. Glenn Peck es un periodista que, según las agencias, financia al «Tea Party», el ala más extrema y radical del partido republicano. Hay otros comentarios que hubiera preferido no escuchar, incluidos algunos en España, pero hay que estar atentos, porque al final para la extrema derecha los noruegos son culpables porque entregan cada año el Premio Nobel de la Paz (aunque últimamente no han estado finos), y no hay que conciliar sino emplear mano dura. Estos comentarios se acercan a la apología del terrorismo, si es que no lo son directamente, y en ningún caso hay justificación para asesinar a sangre fría a más de setenta chicos y chicas. En cierto modo, la guerra ha comenzado para estos tipos.
Se ha establecido que la edad del mito es de 27 años. James Dean dijo aquello de «vive a tope, muere joven y harás un bonito cadáver». Declino describir lo bonito que quedó Dean después de pasarle un camión por encima. Pero siguen con el 27. Es una casualidad, pero dijo el poeta cubano José Martí que la edad de los genios es la del año que cumplen 37 años, por eso algunos mueren a los 36 porque sucede antes del cumpleaños. Suguiendo la teoría de Martí, se podría establecer que la edad del genio es 37, pues murieron al llegar a esa edad (o dentro de ese año) el pintor Rafael, Lord Byron, Marilyn Monroe, Carlos Gardel, Mozart, Bob Marley, Vladimir Maiakovski y también eran esos los años de Greta Garbo cuando se retiró del cine y los del poeta Hölderlin cuando la esquizofrenia lo recluyó en un manicomio (ya no crearon más). Y si nos ponemos a rebuscar, encontraremos una larga lista de personajes ilustres que murieron a los 24 (James Dean, Jorge Oramas…) a los 33 (Carole Lombard, Eva Perón…) Es decir, la vida tiene esas coincidencias, pero que nadie piense que hay una maldición, lo que sí hay es gente que se traga la vida a demasiada velocidad. La muerte de Amy Winehouse ha sido muy triste, una lástima, en la flor de la vida y con una carrera por hacer. Aunque es muy pronto para saberlo, pudiera convertirse en mito, cosa a la que no pueden aspirar personajes como Igor Stravinski, Katharine Hepburn o Pablo Picasso, por citar sólo a tres figuras indispensables en la cultura del siglo XX, a los que una larga vida privó del aura mítica.