Después de las manifestaciones de ayer en toda España, queda claro una vez más que en el 15-M no hay perroflautas, sino ciudadanos decentes muy indignados).
Cuando aún no existía el euro, se me ocurrió hacer una chanza sobre la potencia de Alemania dentro del la UE, y recuerdo que escribí un artículos titulado «Europa, capital, Berlín». Decía entonces que Alemania no necesitaba divisiones acorazadas ni ejércitos poderosos para adueñarse de Europa y luego destruirla, que es lo que he venido sucediendo una y otra vez desde el siglo XIX; le bastaba con el poderío de su moneda y las acciones de su banco central. Quince años después, ya metidos en el euro, Alemania sigue empeñada en llevar el estandarte de Europa con la economía como símbolo. Propone el Pacto del Euro, y habla a los demás países como si fuese la gran madre europea, exigiendo a los demás cosas que ella no cumple. Ahora viene lo del Pacto del Euro, que no es otra cosa que recortes que castigan a los más débiles, y contradice la idea de que el dinero debe correr para que la economía se active. Yo no sé qué pretenden, pero a lo mejor Thatcher y Miterrand tenían razón cuando miraban de reojo a Alemania, tan de reojo que Gran Bretaña no ha querido entrar en el euro. La verdad es que en los últimos 15 años el peso específico de los dirigentes europeos ha bajado mucho, mientras Estados Unidos dicta desde lejos (y hace lo contrario), China sigue creciendo y Rusia está controlando con sus reservas de hidrocarburos. Si el Pacto del Euro son los cinco puntos que se han publicado, es más de lo mismo.
AMARAL – Días de verano
http://youtu.be/l-u1MlFHQkI