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La bella infeliz

Con la trayectoria y la desaparición de Amparo Muñoz vuelve a repetirse el mito de la bella infeliz, que viene desde la clásica Helena de Troya y transita la realidad y la ficción durante toda la historia de la cultura. Amparo%20Muñoz[1].jpgAmparo Muñoz fue una malagueña bellísima, de esa línea racial que hay en el sur español en el que aparecen genes del norte de Europa, con ojos claros y tendencia al pelo rubio, aunque Amparo Muñoz no tenía la melena dorada de Marisol, pero parecía venir de ahí. Tuvo el mundo y los hombres a sus pies, pero nada la colmó, siempre siguió buscando en el amor, en las sensaciones y a veces donde no debía. La vida se confabuló contra ella, nadie sabe por culpa de quién, acaso también de ella, y la destruyó. En Canarias tenemos el mito de Mararía, la diabólicamente hermosa mujer de Lanzarote cuya belleza creaba desgracia a su alrededor y por ende la hacía desgraciada a ella. Es la historia que se repite una y otra vez en el mundo del espectáculo con Rita Hayworth, Ava Gardner, Gene Tierney, Jean Seberg y sobre todas Marilyn Monroe, un mito en sí misma. Tal vez nunca asumieron el inmenso poder que da la belleza y no supieron administrarlo. En Greta Garbo y Lady Di también hay algo de eso. Amparo Muñoz tuvo lo que millones de personas desean y que nunca tendrán porque la naturaleza y la fortuna se lo niegan, pero aún así nunca fue feliz. Descanse en paz.