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El rapto de Europa

Lo he recordado muchas veces, y hace unos días, con motivo de la militarización de los controladores aéreos, una amiga de este blog volvía sobre este poema, que dicen que es de Bertol Brecht:
RUBENS-El-rapto-de-Europa[1].jpg

Primero cogieron a los comunistas,
y yo no dije nada porque yo no era un comunista.
Luego se llevaron a los judíos,
y no dije nada porque yo no era un judío.
Luego vinieron por los obreros,
y no dije nada porque no era ni obrero ni sindicalista.
Luego se metieron con los católicos,
y no dije nada porque yo era protestante.
Y cuando finalmente vinieron por mí
no quedaba nadie para protestar.

Hoy, en el Parlamento Europeo, se va a aprobar una ley que deja a los trabajadores inmigrantes a los pies de los caballos. Se regirán por las leyes laborales de sus países de origen; es decir, serán trabajadores de segunda. Para ser justos, también deberían pagar por el pan, el transporte, la ropa o la vivienda lo mismo que pagarían en sus países, que es proporcional a sus salarios. Pero no, para las verdes una cosa y para las maduras otra. Muchos dirán: «No me importa, como yo no soy inmigrante, esto no va conmigo, como no me importó hace unos días cuando decretaron el estado de Alarma para meter en cintura a los controladores. Total, como no soy controlador…»
No sé si fue en una cumbre del G-20, en un café en el bar durante un descanso de la Asamblea de la ONU o en la última reunión del dichoso Club Bilderberg en la Costa Brava, pero parece que la materia gris suprema que rige este planeta ha dado ódenes concretas. Una de ellas, muy clara, es acabar con el Estado de Bienestar en Europa; otra, ir poniendo en su sitio a cada uno: inmigrantes, sanitarios, transportistas, camareros, profesores, jubilados, periodistas, oficinistas, funcionarios y toda criatura que viva de un salario o de una pensión.
Señores eurodiputados: No sé cómo van a vendernos la moto de tanto recorte discriminatorio para dinamitar siglos de conquistas sociales. Claro, pensarán que como cobran 12.000 euros mensuales -dietas aparte-, no va con ustedes, pero deberían echar un vistazo al poema de Brecht, porque cuando ya no haya democracia -y ustedes habrán sido cómplices ejecutores- tampoco se necesitarán eurodiputados.

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Discapacidades

Como hoy los ciegos celebran su fiesta, es un día perfecto para acordarse de quienes sufren alguna discapacidad, porque esta sociedad se parece cada día más a la Esparta clásica, donde arrojaban a los inválidos por un despeñadero porque decían que eran una carga para una sociedad hecha para la guerra. Algo así, aunque de manera más sofisticada, hacían los nazis, y estas prácticas nacen de la estupidez humana, porque nadie está a salvo de que mañana pueda ser un discapacitado. Hace unos años tuve que llevar durante un mes un pie escayolado, y me di cuenta de las dificultades que tienen nuestras ciudades para que los discapacitados se muevan en ellas. Dije entonces -y digo ahora- que debería ser obligatorio que cada cierto tiempo a las personas sin problemas físicos les escayolasen una pierna durante una semana (no hace falta rompérsela). Así tomarían conciencia de lo que otros padecen habitualmente.
ajjjo.JPGEn cuanto a las discapacidades psíquicas o mentales, desde la literatura picaresca han sido objeto de chanza, porque la sociedad colectivamente es cruel y burletera. Cualquier definición acaba convirtiéndose en un insulto. Cuando yo era niño, a este tipo de persona se le llamaba el tonto del pueblo. Como tonto se volvió insulto, empezaron a usar la palabra subnormal. También se transformó en ofensiva, y entonces se empezaron a usar otros eufemismos consecutivos, que poco a poco devienen en dardo injurioso: disminuido, discapacitado, o cualquiera de las siglas que definen técnicamente una situación. No debemos olvidar insultos como bobo, tonto o imbécil, fueron en su día palabras técnicas para definir una discapacidad. Por eso da igual que a los ciegos los llamen invidentes y a los parapléjicos discapacitados. Y si no fíjense en las risas que levantan los chistes de tartamudos y el cachondeo cotidiano cuando se sabe que alguien padece sordera.

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Dopaje y deporte

Pongo por delante que no justifico el dopaje de los deportistas, porque es un fraude al deporte y a la sociedad. El Plus Ultra de los clásicos está muy bien, pero tiene un límite, el de la propia naturaleza. aaatletaaa.JPGPuedo entender que las fabulosas marcas conseguidas en 1936 en los Juegos Olímpicos de Berlín por Jesse Owen se quedaron pequeñas con los años porque ha cambiado la alimentación, se ha profesionalizado el deporte y se han investigado nuevas técnicas de entrenamiento y materiales que se usan en las competiciones (pértigas, zapatillas, bicicletas…). Es comprensible, pero también lo es que el cuerpo humano tiene límites, y llega un momento en que no se puede ir más allá. Y eso hay que asumirlo, pero no parece que se esté por la labor, porque los deportistas de élite son un gran negocio en publicidad, y generan mucho dinero si rascan una milésima de segundo al anterior récord. Uno de los más grandes deportistas de la historia ha sido sin duda Karl Lewis, disciplinado, dotado físicamente, con una gran inteligencia para usar esas dotes y un cuerpo diseñado para correr como una gacela. Cuando batió muchas marcas se veía imposible que esos récords fuesen superados, porque el ser humano como especie había tocado techo. Pero no, luego hemos visto que otros atletas con menos dotes han batido sus marcas, y a veces desconfío, porque tampoco ha pasado tanto tiempo para que cambiase sustancialmente lo que rodea al atleta. No es raro que, cuando se mueven millones, haya que echar mano de «ayudas adicionales» para superar a Lewis, a Anquetil o a Zatopek. Y eso es fraude, engaño y lo más opuesto a la idea de lo que debe ser un deportista. Siempre el vil metal.