Perplejo e indignado
A la manifestaciones del ministro de Asusntos Exteriores de Marruecos ayer en Madrid es que no sé que contestar, porque se me atropellan las razones y las palabras después de 35 años de conflicto en el Sahara Occidental. Parece una parodia de toda una política de ocupación y violación de los Derechos Humanos por activa y por pasiva. Si es enorme la indignación que me produce que el Gobierno de Marruecos mate al mensajero echando las culpas de su desmanes a la prensa española, mi perplejidad alcanza cotas estratosféricas al ver la cara de embeleso con que los mira Trinidad Jiménez en la foto publicada ayer por este medio. No debería extrañarme, esa es la política complaciente de todos –insisto, todos– los gobiernos de España desde 1975.