Agencias matrimoniales
Las agencias matrimoniales son un negocio tan lícito como otro cualquiera, pero el simple hecho de que se tenga necesidad de ellas es tremendo en la época del hiperdesarrollo de la comunicación. La más básica de las comunicaciones, la relación persona-persona es ahora la más difícil. No hace mucho, una de estas agencias sacaba en la prensa una serie de ofertas, en las que parecía anunciar coches o solares, cualquier cosa menos personas: «Funcionario, 30 años, idiomas; viuda rentista, 54 años, jovial; ingeniero, 63 años, buena salud; soltera, 23 años…» Resultaba triste, por no decir patético, y uno se pregunta qué mundo es este donde una joven de 23 años, en la flor de la vida, tiene que anunciarse en los periódicos para relacionarse con personas del otro sexo. ¡Cuánta razón tenía José Saramago para escribir un libro tan triste como Ensayo sobre la ceguera! y es que además de ciegos, vamos camino de ser sordos.