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Es que me hacen hablar…

Mira que me propongo no hablar de la Jerarquía Eclesiástica, pero es que hay cosas ante las que si uno calla parece que está comulgando con piedras de molino. Cada cual es libre de ejercer sus creencias religiosas, pero para eso no hace falta insultar veladamente a quienes no las comparten. Esto lo digo porque está en Gran Canaria un alto dignatario de la Curia Romana. Se trata de Monseñor Sergio Pagano (qué ironía), Prefecto del Archivo Secreto Vaticano, que viene a inaugurar unas jornadas sobre Historia de La Iglesia en Canarias. Siguiendo las informaciones aparecidas en Canarias7, el muy ilustre visitante ha dicho de la novela El Código Da Vinci: «Es una fantasía, duele que la gente pueda creer estas cosas, pero el analfabetismo cultural es grande».
zpagano.JPG Hombre, que es una fantasía está claro, es una novela (no entro en su rango literario), y sus especulaciones sobre Jesucristo, María Magdalena y el Santo Grial quedan muy bien, pero hasta el lector menos avispado sabe que se trata de un derrape. En otra ocasión La Iglesia dijo que todo lo que se dice en la novela no puede ser demostrado documentalmente, por lo tanto es una falacia. De acuerdo. Es impresionante ver cómo sin cambiar el gesto dicen estas cosas representantes de una institución que se basa en libros sagrados que cuentan cosas que se cimentan únicamente en la fe. ¿Qué Escrituras que hablan de Cristo están respaldadas por pruebas de carácter histórico, si los primeros restos arqueológicos del Cristianismo son las catacumbas de Roma? ¿Y qué me dicen de La Biblia, pues por no encontrar ni siquiera han encontrado el Templo de Salomón o el Arca de la Alianza (hasta Indiana Jones la ha buscado)?
Cuando Monseñor Pagano dice que la gente cree estas cosas porque el analfabetismo cultural es grande, está hablando precisamente de lo que La Iglesia ha practicado secularmente. Y es el secretismo (no olvidemos que este hombre es nada menos que el Prefecto del Archivo Secreto del Vaticano) de La Iglesia es el que da lugar a todo tipo de especulaciones. Si hablamos de analfabetismo cultural piensen que la lectura de La Biblia y Los Evangelios estuvo prohibida durante siglos, y sólo era lícito para los fieles conocer lo que le contaban los sacerdotes. Cuando, la invención de la imprenta puso las Sagradas Escrituras al alcance de todo aquel que supiera leer, a la Iglesia no le quedó más remedio que levantar la prohibición. Y ahora nos habla de analfabetismo cultural, lo mismo que cuando tachan a otras creencias de supersticiones. Es el colmo, una ironía como el apellido de Prefecto . Por lo visto, está mal creer las fantasías de un novelista pero tengo que creer la separación de las aguas en el Mar Rojo o la resurrección de Lázaro. Pues ambas cosas tienen la misma base documental -ninguna-, y si en el Archivo vaticano hay alguna prueba de ello que la muestren y dejen de ocultarla, que los secretos sí que generan especulaciones delirantes y por lo tanto analfabetismo.

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Cuba y las dictaduras

Es evidente que la izquierda europea ha tenido siempre un trato especial con Cuba, seguramente porque derribar a Batista hace 50 años fue todo un logro y valía como ejemplo ante las dictaduras bananeras de todo el continente, pues no olvidemos que entonces estaban en su apogeo Trujillo en la República Dominicana, Duvalier «Papa Doc» en Haití, Somoza en Nicaragua y Batista en Cuba. Acabar con uno de ellos era todo un desafío en el patio trasero de Estados Unidos, y de ahí le vino la simpatía, y por ello intelectuales de la talla de Vargas Llosa o Cabrera Infante estuvieron al lado de Castro. Luego, cuando vieron que fue cambiar dictadura por dictadura, se le opusieron, y bien que pagaron la factura ante la izquierda.
Ahora mismo en América Latina hay dictaduras encubiertas que son en realidad gobiernos títere, y nadie dice nada. El saqueo que los partidos supuestamente democráticos realizaron en la rica Venezuela nunca tuvo la menor crítica. Pero eso no es disculpa para decir bien claro que el personalismo y el uso de la fuerza contra quienes piensan distinto de Chávez o Evo Morales (por mucha coartada indigenista que enarbole) no es de recibo, y una dictadura es una dictadura sea del color que sea, porque cercena la libertad, y las revoluciones que cambian un totalitarismo por otro son todas repudiables. El partido único, el culto a la personalidad del líder y tantas lacras que hemos sufrido a uno y otro lado de las ideologías nos dice que hay que oponerse a los Stalin, Hitler, Castro, Chávez, Franco, Mussolini y toda la caterva de monigotes que llegan al poder por unas urnas manipuladas. Siempre es una casta la que se impone a otra, y eso no es democracia.
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(Es muy largo el camino hacia la verdadera democracia)


También resulta vergonzante que Occidente diga que quiere imponer la democracia en Afganistán pero deja que en un país medieval como Arabia Saudí haya desigualdades abismales y se cometan todos los días cientos de violaciones de los Derechos Humanos. Es el precio del petróleo y la cara dura de la hipocresía. Pero repito, lo de Cuba tiene que acabar, por muchos paños calientes que le pongamos, por mucho que nos gusten Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, es una dictadura. Ya no sirve el argumento del bloqueo americano, Obama lo ha levantado pero todo sigue igual.