Ha sido tremendo y diría que grosero el expolio (así ha de llamarse) que se ha producido con Jaime de Marichalar tras su divorcio de la Infanta Elena. La salida televisada de su efigie del Museo de Cera ha sido vergonzante y ofensiva, como la degradación pública de un traidor. Pero estas cosas suceden cuando se mezclan rangos en ese mundo de otro tiempo que aparecía en el desaparecido almanaque Gotha. Es como si castigasen al plebeyo por haberse atrevido a cruzar la línea.
En otras épocas, las personas de sangre real debían casarse con alguien de su alcurnia, o de lo contrario podrían perder parte de sus privilegios o todos. Y al decir alcurnia me refiero a sangre real, pues no valía un aristócrata, y por ello se han ido mezclando las casas reales hasta formar un laberinto de apellidos que van todos al mismo sitio: Orleans, Saboya, Borbón, Sajonia, Lorena, Habsburgo, Hannover… Se suele decir que cuando se produce una unión desigual es un matrimonio morganático, que era aquel en el que cada uno de los cónyuges mantenía su status, al que el de rango inferior no podía acceder. Si se trataba de un príncipe o princesa que fuese a reinar, era un imposible, porque en ese caso no podría acceder al trono.
Los matrimonios de las Infantas de España son claramente morganáticos, puesto que sus maridos no adquieren la condición de ellas, ni siquiera de los títulos que ellas ostentan, que se les adjudican a ellos por inercia o por cortesía, porque strictu sensu no son duques, sino esposos de las duquesas. Y, la verdad, resulta ruborizante que estas cosas sucedan en el siglo XXI. Todo empezó a cambiar cuando la plebeya Grace Kelly se casó con Rainiero, y más tarde el rey de Suecia se casó con una alemana sin títulos, que es hoy la reina Silvia. Ha habido casos más recientes en Noruega, Dinamarca, Holanda y hasta en España el Príncipe de Asturias se casó con una plebeya, que encima era divorciada, cosa que le costó hace 70 años el trono del Imperio Británico (todavía era un imperio) a Eduardo VIII, luego Duque de Windsor. Por eso choca tanto este ensañamiento con Jaime de Marichalar.
5 opiniones en “El expolio mediático de Marichalar”
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En la vida real no se puede emplear la técnica de cortar y pegar, por ende tampoco en la Historia y mucho menos cuando se trata de personas (seres humanos, concepto que habría que depurar en los tiempos que corren).
La Historia es lo que es (un acontecimiento pretérito). Se puede interpretar, tergiversar, manipular, falsear, suplantar, adulterar. La verdad absoluta en este campo no existe (un hecho determinado puede interpretarse de mil maneras, influidos o contaminados por una ideología o por nuevos conocimientos) aunque posiblemente podamos acercarnos a ella. Pero hay una cosa que jamás se podrá lograr con la Historia que es borrarla. Los sucesos y acontecimientos están ahí y hay permanecerán -pese a quien le pese-, per secula seculorum
¡Menuda historia
Creo que donde lo pusieron antes ya tiene una carga de frivolidad, estaba en el burdalero.
Lo sacaron a plena luz de dia, lo que pasa es que los museos de cera son horribles, no me gustan, menos mal que están tan mal hecho que no se parece nada.
No voy a defender nada pero no deja de ser el padre de los nietos reales, supongo que si la niña se casa será el padrino. Eso es lo de menos, si aguantaron tanto tiempo como cortesano y se pasaba el dia de compras, y ahora ya no podrá pero tampoco es para tirarlo al Manzanares.
Totalmente de acuerdo con que ha habido ensañamiento para con Marichalar. Ha sido ahorcado en efigie. Si bien no me interesó su boda, porque las bodas reales producen una saturación informativa pesadísima, ahora me impresiona la imagen de su reproducción en cera siendo trasladada a un trastero, o su desaparición de la foto de familia. Parece todo un símbolo ¿Ha dejado de ser padre de sus hijos Marichalar? ¿No es una persona que mantuvo durante años un lazo personal con una determinada familia?
Pos que se hoda, si ya de por sí da de cara esto de reyes y monarquías, la pinta de ese tío era de lo más repugnante que hay para un pobre.
¡Viva la República!
Pd. Y al abuelete le ha dado ¡ahora! por comportarse como Jefe del Estado.
La institución monárquica, así como heredar titulos nobiliarios constituyen un insulto a la inteligencia,de una u otra forma establecen rangos y castas algo que repugna y choca con los valores de nuestra sociedad occidental y además cuesta mucho dinero a la hacienda pública. Resulta inadmisible que el canal vaginal por el que un niñito venga a este mundo determine que ostente poder y titulo, que disfrute de privilegios especiales y que haya que rendirle pleitesía.Europa ya tarda demasiado en librarse de tan pesada carga.