Famosos a toda costa

Que Julián Muñoz haya sido propuesto como ponente en un curso de verano de la Universidad Rey Juan Carlos es el colmo de la desfachatez, aunque al final la presión les haya obligado a envainársela. Que se vuelvan ahora atrás no borra el disparate.
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Aunque el curso sea sobre corrupción política, porque estamos dando cancha a quienes se han saltado la ley, se han burlado de la democracia y encima van a cobrar un caché como si fueran cantantes. Y no será el mismo precio para todos, porque quien se ha llevado poco cobrará poco y el que haya arrasado pedirá mucho. Al que haya robado una gallina para comer ni siquiera lo llamarán.
Esto parece un chiste, un absurdo como la guerra de Gila. Lo siguiente será que lleven como artista invitado a unas jornadas sobre cualquier aspecto del crimen a un asesino en serie o a un traficante de niños. Es indignante que una institución universitaria, que debe dar ejemplo de cordura, entre en el juego en el que han entrado las televisiones hace tiempo con los realitys. Hace unos días, en un programa de sobremesa de Antena 3 dos invitados se pelearon a puñetazos, y esa secuencia es la estrella de los zappings. Luego dijeron que era un montaje, que se trataba de dos especialistas. Si es así es peor, porque fue premeditado para un programa que, aunque nos pese, ven los niños. Se veía venir, no sé si me da más asco o más tristeza, pero este no es el mundo que queremos legar a nuestros hijos.

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