La vida es puro teatro

Hoy es el Día Mundial del Teatro, y debiera felicitar a los teatreros de Canarias, pero no sé si hacerlo porque tal vez pensarían que estoy de coña y pretendo burlarme de ellos. Que yo sepa, no hay una sola razón para felicitarlos, porque no recuerdo una época en las últimas décadas en la que el mundo del teatro estuviera tan dejado de la mano de Dios.
valle-inclan[1].jpgDicen que es la crisis, pero lo que no acaba de entenderse es que haya crisis para unas cosas y para otras un rumberío parecido a las Bodas de Camacho (no es Camacho el que ex-seleccionador, es otro Camacho) . No hay dinero para producciones canarias, pero sí que lo hay para entrar en un proyecto foráneo de envergadura en el que no había en la práctica representación isleña. También hay dinero para que vengan a sacarse la foto una muchedumbre de teatreros peninsulares que… ¿Sigo?
Pero finalmente he decidido felicitar a los teatreros canarios porque mantienen viva la llama de una actividad que es tan vieja como la cultura, un vehículo de comunicación y reflexión como pocos, y al fin al cabo, hoy es Día del Teatro y todo en la vida lo es, hasta los Premios Max. Por cierto si Max Estrella levantara la cabeza…
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El tipo de la foto es un tal Ramón María José Simón Valle Peña, más conocido como Valle-Inclán, que creó el personaje de Max Estrella en una obrita que está muy bien y que se llama «Luces de Bohemia». Está tan bien que es probablemente una de las ocho o diez funciones teatrales fundamentales en todo el mundo durante el siglo XX.

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