Hoy es 28 de enero, y los dirigentes políticos deberían reflexionar en esta fecha, pues, sea por designio, por casualidad o por carambola, no creo que haya una fecha tan negra para los poderosos. Tal día como hoy, murieron personajes del calibre de Carlomagno, Enrique VIII o Pedro El Grande (por citar sólo a tres gigantones) y Adolfo Suárez firmó su dimisión, acosa dos los golpistas.
Escucho hablar a los políticos de todos los niveles y tengo la impresión de que no se han dado cuenta del momento en que estamos, pues siguen con sus políticas partidarias y no se ponen codo con codo a trabajar para salir de la crisis. Está bien que los políticos hablen, pero es que están hablando demasiado y sólo dicen tonterías. Por lo que se ve y se escucha, andan perdidos, nadie sabe qué hacer con la que está cayendo, pero aprovechan el río revuelto para hurgar en el contrincante, sea de otro partido o del suyo.
Y vuelve ponerse en escena lo de los galgos y los podencos, que si esta crisis por esta causa, por la otra o sobrevenida, y mientras discuten crece la cola del paro, contando con que hay un sector de los empresarios que están aprovechando la riada para reducir personal sin que en realidad le sobre. Hay que mirar hacia países como Alemania, que en plena hecatombe ha conseguido crear puestos de trabajo en los últimos meses.
Señores y señoras de la política: cállense un ratito y piensen por una vez en el interés general, esas luchas por el poder no sirven a nadie y si esto revienta poco poder va a haber para repartir. Como decía el feo de los Hermanos Calatrava, en boca cerrada no entran pájaros.
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