Nos estamos portando mal
Los españoles no tenemos remedio. Con el trabajo que costó que nos aceptaran como uno de los países europeos con solera, en un pispás lo estamos echando todo a perder.
Primero van lo del baloncesto y se proclaman campeones del Mundo, con el mosqueo consiguiente de Estados Unidos. Luego va Fernando Alonso y jubila a Michael Schumacher. La cosa no termina ahí, Rafa Nadal arrasa en todas partes, le toca las narices a los franceses haciéndose fijo en Rolan Garrós, y ahora amenaza el número uno a Federer, que es el niño bonito de franceses e ingleses a pesar de ser suizo, o por eso mismo. Encima va y gana al alpino en Wimbledon, el último reducto que le quedaba.
Ya teníamos cabreado a medio mundo y viene la guinda, lo imposible: la selección española de fútbol gana la Eurocopa y deja a Alemania (¡Alemania, Dios santo!) compuesta y sin título. Esto va mal, porque si hace dos años Pereiro ganó el Tour de Francia, el año pasado lo hizo Alberto Contador -que este año mosqueó también a los italianos birlándoles del Giro-, ahora va Sastre y remacha un tercer Tour español. Es que así no va a querernos nadie. Menos mal que Chiquilicuatre no ganó Eurovisión.