Los ripios de «¿A qué sabe el futuro?»

Permítanme que hoy hable -escriba- un poco más de mi libro. Será muy breve lo que voy a teclear porque cederé el espacio de este post a las letras, en forma de ripio, de mi buen amigo Esteban Morales. Tuve la fortuna y el enorme privilegio de contar con su presencia y maestría en la presentación de mi libro ¿A que sabe el futuro?”

Tuve también la fortuna de que me acompañara mi querido profesor Joaquín Fábregas que fue quien prendió hace algunos años la chispa que desató mi devoción por el futuro de la alimentación. Fue en una clase de Nutrición Humana en ICSE. A partir de aquel día, como si de una revelación se tratase, empecé a devorar con ahínco todo lo que caía en mis manos sobre el futuro agroalimentario. Leía mucho, curioseaba, preguntaba, investigaba y empecé a escribir este blog. Incluso un día me propuse compilar todo lo que estaba aprendiendo en un libro. Y ese libro tuve la suerte de presentarlo en el mismo sitio, en la aulas de ICSE,  donde años antes se produjo aquella revelación que ha marcado mi futuro.

El amigo Esteban presentó el libro. Esteban es un tipo genial, buena gente, de gran corazón y con magnifica maestría para el manejo de la palabra. Y también del teclado, porque no se le ocurrió a Esteban mejor forma de concluir la presentación que con la lectura de unos ripios que de manera ingeniosa había escrito  unos días antes. Creo que es una forma  diferente y sobre todo breve para que entiendan como nació mi devoción por este asunto de la alimentación y sobre todo para que en forma de ripio puedan tener una visión muy general del contenido del libro. Espero que les guste.

 

LOS RIPIOS DE ESTEBAN MORALES

Un astuto profesor

De los que gustan lograr

Que sus alumnos estudien

Por algo más que aprobar

Indujo a Pedro Rivero

A encontrar su vocación

Le dio sentido a su vida

Le hizo pasar a la acción

Incitarle a investigar

Y soñar con mil proyectos

Con sólo pronosticar

Que comeremos insectos

Y todo porque la industria

Tomó un rumbo deficiente

E hizo a la agricultura

Insostenible e ineficiente

Para darle fundamento

A toda su teoría

Nos pasea por la historia

Con singular maestría

Recordando que el principio

El menú no fue incorrecto

Se comía lo que había

Frutas y mucho insecto

Todo cambió con la guerra

Que obligaba a alimentar

A una tropa muy hambrienta

Para que pudiera luchar

Se realizaron ensayos

Con cobayas y probeta

Que llevaron a la carne

A ser base de la dieta

Terminada la contienda

No supimos retornar

A las antiguas costumbres

Para al hombre alimentar

Y con ello nos comimos

El espacio y los recursos

Nos cargamos el ambiente

Y callamos los discursos

De aquellos que ya advertían

Que perdíamos el tino

Que tendríamos que volver

A desandar el camino

En esa senda don Pedro

Se atreve a ver el futuro

Y dibuja un escenario

Para acabar con el muro

Que amenaza la existencia

Del ser humano inconsciente

Que no acaba de entender

Que no cabrá tanta gente

Si los grandes animales

Siguen ganando terreno

Desplazando a los cultivos

Sin que nadie ponga freno

Y encima contaminando

Tanto que asusta y da miedo

Saber el daño que hacen

Cuando se tiran un pedo

En fin, amigos, concluyo

Esperando haber logrado

Despertarles su interés

Que se hayan interesado

Que se empapen bien del libro

Que les haga reflexionar

Que provoquen el debate

Que nos permita orientar

El camino hacia el futuro

Por las sendas sostenibles

Que Pedro aquí les alumbra

Y que suenan muy creíbles.

 

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