La Constitución, papel mojado
Se invoca La Constitución como si fuese un libro sagrado, y debiera serlo porque en él se supone que estás los derechos y deberes de una sociedad democrática. Hay que señalar que esas ambigüedades que contiene sirven para se cuele todo tipo de incumplimientos, pero eso pasa con casi todas las leyes. Sin embargo, hay artículos que son muy claros, pero que igualmente se incumplen y parece que no pasa nada. Lo más triste es que cuando se trata de cubrir las espaldas a los poderosos se improvisa una reforma en pocos días. Hace años que vengo diciendo que en realidad la Constitución si acaso necesita reformas técnicas, pero en su esencia bastaría con aplicarla. Los derechos fundamentales están recogidos claramente, pero resulta que están pasando por encima de la educación, la sanidad, la vivienda, la justicia, los servicios sociales… Es decir, en los últimos años es como si no hubiera Constitución. Pueden hacerle todas las reformas que quieran, pero si no se cumplen es como dar palos de ciego. Ya que se conmemora La Constitución, que se haga simplemente cumpiéndola, caiga quien caiga, porque es que unos se estrellan porque incumplen sus derechos y otros siguen flotando porque se legisla a su favor aprovechando ese lenguaje a veces difuso que tienen las leyes, y un ejemplo claro es sobre quien está recayendo el drama de la crisis, sin que se toque a los más pudientes, cuando eso no es lo que dice esa Constitución que quienes debieran preservarla están convirtiendo en papel mojado.