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Maestras de escuela valientes

No quiero por evidente comentar la salvajada incomprensible ocurrida en el colegio de Primaria de la localidad norteamericana de Newtown. Sí voy a recordar el comportamiento de las profesoras, que en el cumplimiento de su deber antepusieron la seguridad de sus alumnos a su propia vida. Los medios las califican de heroicas, pero yo iría más lejos, porque una heroicidad se puede explicar por un momento de adrenalina en desbandada, y muchos militares condecorados por acciones de este tipo han confesado que muchas veces las heroicidades puntuales son hijas del miedo zzzFoto0324.JPGy del instinto de supervivencia. En el caso de estas profesoras no, su comportamiento deja pequeño el heroísmo; actuaron a conciencia porque cada minuto que están al frente de una clase saben que la seguridad de su alumnado es lo primero. Esto que digo vale también para los maestros, pero es que nuestra sociedad es especialmente injusta con las mujeres que se dedican a tan hermosa profesión. Hora es de que empiece a borrarse ese estereotipo estúpido de la maestra de escuela fría e inflexible como una Señorita Rotenmeyer cascarrabias, con el aditamento machista y grosero de la solterona. Una maestra, de las que también por aquí afortunadamente tenemos miles, es una profesional consciente de que tiene entre sus manos la formación de sus alumnos y su vida siempre que están bajo su tutela. Para hacer lo que han hecho las inolvidables maestras de Newtown hay que ser tan valiente y profesional como un soldado o un bombrero, solo que a estos el valor se les supone; pues habrá que empezar a suponérselo también a las maestras (y maestros) que son los profesionales públicos que, junto con el personal sanitario de ambulatorio, se sumergen cada día en el filo de una situación social muy complicada. Me horroriza lo ocurrido en Estados Unidos, que es síntoma de que nuestra sociedad está enferma, pero al mismo tiempo la actuación de las maestras de Newtown me admira y me llena de esperanza en el género humano, porque hay personas que con la mayor naturalidad (simplemente conocen cuál es su trabajo) anteponen su deber a su propia vida. Y es que a menudo se calientan demasiadas bocas minusvalorando la labor docente. Por eso desde aquí dedico mi modesto homenaje a las valientes (no heroicas) maestras de Newtown.

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Desnudos bajo la lluvia

zzzFoto0473.JPGEmpieza a llover sobre mojado y volvemos a a tiempos de anorak sociológico. Hace unos años, cuando contaba a gente más joven algunas de las estupideces y barbaridades de la etapa franquista, solían asombrarse, porque no les cabía en la cabeza que fuese mal visto, o incluso perseguido, algo tan neutro como estar cuatro amigos hablando en la calle después de las 10 de la noche, pasear con la novia de la mano, cantar determinadas canciones o leer ciertos libros. No sé qué dirán ahora, porque estamos empezando a vivir una época parecida, y contra eso hay que rebelarse. Aparte de la injusticia del desmantelamiento del Estado de Bienestar y el abuso económico que soportan los más desfavorecidos, estamos viendo actitudes e incluso actuaciones que son claramente represivas y que no casan con una sociedad supuestamente democrática. Mientras tanto, la jerarquía eclesiástica española parece recién salida del Concilio de Trento, como si hubiera viajado a través del tiempo. Hoy Tarancón sería excomulgado. Y luego está la censura, pues no es solo la oficial la que funciona, hay otras que se manifiestan con el silencio porque si se dice tal o cual cosa peligra el pan (no se dice lo que no se quiere decir, pero no se puede expresar todo lo que se piensa). Habrá que empezar a mostrar el pensamiento sin trabas como reivindicación del albedrío, para impedir que acaben por dejarnos el cerebro desnudo. Y eso sí que no. Hay que salir aunque llueva.

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La deuda soberana o el caballo de Atila

Pido paciencia, pero tengo que extenderme para explicarme. Sé que soy de letras, pero las cuatro reglas básicas de la aritmética las controlo y no me salen las cuentas. Vamos a ver; en 2007, hace cinco años, el entonces presidente Zapatero dijo textualmente: «En esta Champions League de las economías mundiales, España es la que más partidos gana, la que más goles marca y la menos goleada». Para remachar ese supuesto campeonato, el ministro de Economía de entonces dijo que el superávit de las Administraciones públicas alcanzó los 23.368 millones, lo que representa un 2,23% del PIB, y que eran los mejores datos de la democracia. O sea, éramos ricos colectivamente.
zzxxhunos%s[1].jpgMiramos en el BOE los Presupuestos y es un galimatías, pero se puede atisbar que el Estado gasta cada año entre 120 mil y 140 mil millones, dependiendo de ajustes y recortes. Si los ingresos son menores a causa de la crisis, pongamos que cada año hay un déficit de entre 10 y 20 mil millones, que sumado en los últimos cinco años nos da un total de unos 100 mil millones como máximo. Y ahora resulta que dicen que la deuda soberana total española es de más de 900 mil millones, de los cuales unos 700 mil corresponden al Estado Central y el resto a las autonomías y los ayuntamientos.
Perdonen el esfuerzo de concentración, pero si todavía me siguen verán por qué las cuentas no me cuadran, ya que si en el peor de los casos se han acumulado 100 millones de deuda en cinco años (recuérdese que en 2007 jugábamos en Wembley con superávit), me pregunto por qué el Estado debe 700. Y nos vuelven locos con porcentajes que quieren que no entendamos, con primas de riesgo y otras lindezas y claramente nos mienten, porque es inexplicable. Puede ser que esos 600 millones de diferencia sean deuda privada que el Estado ha convertido en suya, y entonces nos están diciendo a la cara que estamos ante un atropello, porque los ciudadanos tienen que pagar deudas que nunca contrajo. Y hay otra pregunta: ¿en qué se gastaron quienes quiera que fuesen los que pidieron ese dinero que ahora figura como deuda de España? Desde luego no fue en crear puestos de trabajo, porque lo que cabe preguntarse también es dónde está ahora mismo y quien controla esa ingente pila de dinero, porque 600 mil millones de euros no se evaporan, son como la energía, que se transforma. ¿En qué los han trasformado?
Así que ni la sanidad, ni la educación, ni los servicios sociales han aruinado España, porque si en cinco años hemos pasado de tener superávit a deber aproximadamente cinco años de presupuesto, es como si Hacienda no hubiera ingresado un solo euro en ese tiempo. Que venga alguien y me lo explique, porque el asunto es cien veces más gordo que cualquier corrupción millonaria que conozcamos, que comparadas con estas cifras mareante son calderilla. Un agujero de esas dimensiones no se crea pagando ambulancia para enfermos crónicos o pagando profesores, policías y bomberos. Ni siquiera con cientos de corrupciones valencianas. ¿Y eso lo arreglan recortando diez mil millones en Sanidad y Educación o expoliando una misérrima paga de Navidad a los trabajadores públicos? Es de chiste. Aquí se ha montado una mentira gigantesca y alguien debe tirar de la manta, porque se trata nada más y nada menos que de malvender las naciones del sur de Europa al gran capital del Norte, y todos los que en España, Italia, Portugal o Grecia les hacen los coros y otorgan (callan la verdad) son cómplices del mayor robo de la historia. Más que robo, es saqueo y pillaje. Atila al menos daba la oportunidad de defenderse. O puede ser que verdaderamente yo no tenga ni idea de aritmética.