Cancaburradas a mansalva
Estamos acostumbrados a que las personas con responsabilidades públicas mientan, se acojan a las medias verdades, a los sofismas o a la hipocresía pura y dura. También meten la pata, o mejor dicho, la lengua, diciendo disparates que seguramente dan la medida de su inteligencia y sobre todo de su ideología. Suele ocurrir que a menudo estos desmanes se acumulan, como si vinieran por ráfagas, y en estos días no salimos de la perplejidad ante las palabras de uno para meternos en el asombro, la indignación o incluso la carcajada que nos producen en cadena los siguientes. Sin ser exhaustivos, podríamos empezar con la ministra Fátima Báñez, que sin pestañear ni ruborizarse dice que las personas jóvenes y no tan jóvenes que se van al extrajero en busca de un trabajo que aquí no encuentran son exponentes de la «movilidad exterior» del mercado de trabajo. No se quedó atrás la Consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias al decir que la causa de que haya problemas económicos en su departamento es que la gente alarga demasiado su vida con los avances sanitarios. La Cospedal no podía faltar a esta fiesta, pues afirman que llegó a decir en una reunión (no hay grabaciones) que los votantes del PP pagan todos su hipoteca; luego le adjudicaron que había dicho que preferían no comer antes que dejar de pagar la hipoteca; ella dice que no fue así, que fue lo anterior, y yo la creo, porque supongo que conoce a todos los votantes del PP, al menos a los que tienen hipoteca. La cosa es que no se entiende cómo es capaz de tener información de las cuentas de todos sus votantes y no se entera de las de su partido. Y así muchos más se han cubierto de gloria con frases lapidarias y disparatadas: Martínez Pujalte, el alcalde de Sevilla… Pero de todos ellos, el que se lleva la palma es el ínclito obispo de Alcalá, monseñor Reig Plá, que insiste en su cruzada afirmando que las leyes de aborto que se hacen ahora son el resultado de una conspiración internacional de la ONU, la UNESCO, el Parlamento Europeo, los gobierno y los sindicatos para hacer que disminuya el número de habitantes del planeta. En fin, como decían cuando yo era niño, la lengua en España no paga impuestos y también que las copas son el diablo.
Es el dinero; si la UD Las Palmas asciende seguramente tendrá que sobrevivir con la cantera, y si alguno destaca se lo llevará uno de esos equipos millonarios, español o europeo. Por eso me inspira ternura esa ilusión ingenua de quienes piensan que la UD Las Palmas puede volver a ser lo que fue durante un par de temporadas hace 40 años. Es posible, pero sin duda sería flor de un día; con las condiciones de hoy, Guedes, Tonono, Germán, Justo Gilberto, Martín Marrero o León (vaya equipazo) habrían volado muy lejos, y sería lógico y humano. De hecho, algunos lo intentaron, pero entonces funcionaba el derecho de retención de los clubs. De todas formas, ojalá me equivoque en todo lo que he dicho.