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Nos estamos olvidando del planeta

La obsesión por el dinero y el dominio de la naturaleza nos está conduciendo a nuestra propia destrucción. Parece mentira que en el año 2010 no se tenga claro que tiene que haber un equilibrio entre los avances tecnológicos y la naturaleza, y se den situaciones como la reciente aprobación de un nuevo catálogo de especies protegidas en Canarias, que en realidad desprotege a muchas de ellas. Ese equilibrio es lo que hoy llamamos ecología, término que fue acuñado hace siglo y medio por el científico alemán Ernst Haeckel, cuyos principio fueron enunciados en 1971 por el biólogo Barry Commoner en su libro El círculo que se cierra. Básicamente son cuatro: 1) Todo está conectado con todo lo demás. 2) Todo debe ir a alguna parte. 3) La naturaleza es quien mejor lo sabe. Y 4) No hay barra libre, ha de existir un equilibrio.
aecolo.JPGPor lo tanto, no es algo que se descubriera en Kyoto o Copenhage, y es terrible que se haya perdido un tiempo precioso, pues ya en los años 50 del siglo XX la escritora Rachel Carson advertía de los peligros para el planeta en su libro Primavera silenciosa. Los que tenemos una edad sabemos estos hace décadas, pues nos lo enseñaron grandes naturalistas que han dejado su mensaje bien claro, como Jacques Cousteau o Félix Rodríguez de la Fuente, o personalidades que tenían voz social, como César Manrique. Y así llevamos décadas, porque esto en los años setenta era bien conocido y divulgado, pero ni un solo gobierno hizo caso. Y ahora, encima que vamos con retraso, los intereses económicos se imponen a cualquier intento racional de control de nuestros ecosistemas. Es increíble ver cómo se movilizan los estados y las poderosas organizaciones mundiales por una crisis financiera, que al fin y al cabo es pasajera por fuerte que sea, y permanecen inermes cuando lo que está amenazada es la supervivencia de la vida sobre La Tierra.

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…Vuelvo a decir…

aamula.jpg Las medidas tomadas por Zapatero, que recaen en una media del 5% de los salarios de los funcionarios, han abierto la veda y a mucha gente no sólo les parece bien, sino que se alegran del mal ajeno. Pues bien, sepan que la columna vertebral del Estado y de la sociedad se mantiene porque hay funcionarios, que son los encargados de servicios básicos y hasta de la defensa nacional. Mucho daño ha hecho Forges con sus chistes de Mariano, y hay que decir que son trabajadores necesarios, y encima los primeros en apechugar con los disparates que hacen otros. De los políticos, mejor ni hablo, ni de los derroches injustificados. Por eso, para no seguir repitiéndome, enlazo con lo que escribí el pasado 13 de enero.
Nota final: Este lunes me ha cabreado mucho conocer la noticia de que Luz Casal tiene cáncer otra vez… o la misma. Ojalá se recupere pronto.

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Adelgazar las administraciones

Cuando se habla de adelgazar las administraciones públicas para generar menos gasto en plena crisis, siempre se piensa en suprimir personal, con lo que se genera paro, aunque tal vez el beneficio general sea mayor porque ese dinero crea empleo por otra parte. No lo sé.
Sí estoy seguro es de que hay dos capítulos en los que se podría ahorrar mucho dinero. El primero es el de las comidas de cargos y ayudantes de hasta cuarto nivel a cuenta del presupuesto, que se prodigan diariamente y que casi siempre son con mesa y mantel de altura. Hay comidas imprescindibles o aconsejables -las menos- pero es que ya se ha convertido en una costumbre inútil que cuesta mucho dinero al año.
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(Muchos cargos públicos sueñan con un avión como el del Presidente de Estados Unidos)

El segundo capítulo es el de los viajes. Hay algunos que son necesarios -también los menos-, pero con el desarrollo de las nuevas tecnologías gran parte de ellos se ahorrarían usando una simple videoconferencia, con lo que no hay que pagar viaje, hotel y dietas al cargo y su cohorte. Tanta entrevista protocolaria y tanta presencia aquí y allá pueden ser sustituidas por la presencia virtual, y de esa manera se amortizarían de paso los costosos equipos técnicos que se han instalado en muchos edificios públicos.