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11-S

Aunque es la Diada de Cataluña, y es una gran fiesta, el once de septiembre es una fecha negra donde las haya, pues ya empezó a oscurecerse en 1973, tores.jpgcuando Pinochet y los suyos acabaron con la democracia chilena y dieron el pistoletazo (nunca mejor dicho) de salida al horror de los muertos y desaparecidos. También los terroristas palestinos ficharon ese día como identificación de su tristemente famoso Septiembre Negro, y seguramente por eso los de Al Qaeda decidieron que esa era la fecha idónea para atacar la capital económica del imperio, lanzando dos aviones sobre el orgullo financiero de las Torres Gemelas. El once de septiembre, salvo en Cataluña, es un día para olvidar, aunque curiosamente también es el día de la pesca de lisas en el Charco de La Aldea. Tal vez las fechas sean lo de menos, pero hay demasiada muerte y demasiado odio en esta fecha. Ojalá la Diada catalana y el Charco aldeano sean el yin de ese negativo yan del once de septiembre.

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El sucio ombligo de Europa

Todavía seguimos incrédulos ante las muertes del accidente de Barajas. Tantos muertos y de un mismo lugar significan un shock social, y más en este caso, que parece que el destino escogió a gente joven y a personas que eran líderes sociales en sus ámbitos.
pie.jpgHa sido tan cruel, que parece haber repartido por todas partes, porque rara es la persona que no tenga referencias de alguno de los fallecidos. El funeral del día 17 no es un consuelo para las familias, pero sí lo es para la sociedad.
Ya que por desgracia lo hemos vivido tan de cerca, podemos imaginar el drama que es la inmigración en pateras y cayucos. Hace unos días murieron 14 personas de golpe, y podemos suponer que muchos eran familiares y provenían de la misma aldea. Nos podemos hacer una idea de la tragedia repetitiva que se vive en el vecino continente. Y la Unión Europea mirándose un ombligo cada vez más sucio, mientras enseña unos pies que nunca pisan la tierra, porque siempre hay alfombras de hipocresía.

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Verano en el Cáucaso

Parece un designio que los meses de agosto ocurra algo que desestabilice el precario equilibrio en lo que antaño fue la Unión Soviética.
ossetia[1].jpgTodos recordamos el golpe de estado que provechó la estancia de Gorbachov en la costa del Mar Negro de vacaciones, y a Yeltsin subido a un carro de combate haciendo alardes de adalid de la democracia. Ahora es Georgia, en pleno Cáucaso, una zona llena de petróleo y oleoductos, en donde meten baza el Kremlin y la Casa Blanca. Es el oro negro, mientras georgianos y osetios se mueren de hambre. Es como si Chéjov nos devolviera cada verano ese Mar Negro aparentemente quieto, pero incubando tormentas terribles.
Nadie se cree que Georgia atacase la región de Osetia del Sur sin el beneplácito de Washington, y encima la UE hace de convidado de piedra y va Sarkozy y se presenta como el supermán de la paz. Chéjov era un aprendiz de autor al lado de tanto teatrero profesional que pasa por encima de miles de cadáveres de gentes que ni siquiera saben de qué va esto.