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Obama gana en votos

casab.jpgLa semana pasada fue Colin Powell el que se pasó al bando de Obama, ahora es Scott McClellan, mañana puede ser el mismísimo hermano de Bush, el gobernador de Florida, mirando de lejo su posible asalto a la Casa Blanca, para perpetuar el apellido que ya lleva dos generaciones presidenciales.
Con la crisis económica, la desatrosa campaña desarrollada por McCain y las encuestas que dan como ganador a Obama, ya los medios más influyentes y los personajes que incluso tocaron balón en la época de Bush se decantan por lo que ellos llaman el cambio. Eso demuestra el escaso espacio ideológico que hay entre demócratas y republicanos. Powell incluso ha dejado entrever que si el Presidente lo llama (en caso de que sea Obama), él tendrá que considerarlo; es decir, pudiera estar cerca del despacho oval, tocando poder. Y McClellan lo mismo.
Desde las elecciones de Reagan no había estado tan claro un favorito a diez días de las elecciones. Pero no hay que confiarse, porque el racismo pesa mucho en Estados Unidos (hay quien dice que hasta un 6%), y que quienes hoy declaran que votarán a Obama le negarán su voto a la hora de la verdad. Tiene once puntos de ventaja, lo que quiere decir que le sobran cuatro, pero existe el problema de las circunscrpciones, puesto que el que gana aunque sea por un voto se lleva todos los representantes. Y ocurre que Obama arrasa en muchos estados, pero en otros anda por detrás o en empate técnico. Eso quiere decir que Obama conseguirá más votos eso seguro, pero dependiendo de cómo se distribuyan puede ganar por paliza o… incluso perder. Está claro que las elecciones americanas las carga el diablo.

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90 años después

Hace hoy 90 años que acabó la que ahora conocemos como I Guerra Mundial (1914-18), que entonces fue llamada Guerra Europea (transcurrió en Europa aunque intervino Estados Unidos) y también Gran Guerra. Terminó con una herida cerrada en falso porque se firmaron varios tratados de paz, cada vencedor y cada vencido por su lado, como en una especie de liga inacabable que puso las bases para una nueva guerra dos décadas después.
me.jpgLa importancia de esta guerra es que cambió un mundo que ya parecía inamovible. Prusia se partió en dos por el corredor polaco, semilla de una nueva contienda. Desapareció el Imperio Austro-Húngaro, uno de los más poderosos de Europa. Turquía era expulsada de Europa y sólo se le dejó la actual Istambul y alrededores. Crecieron Checoeslovaquia, Rumanía y Yogoeslavia, lo que implicó el empequeñecimiento de Hungría y la desaparición de lo que había sido la Gran Serbia.
Paralelamente, en Rusia cayó el zarismo y se instauró el Imperio Soviético. Y así, más o menos se ha mantenido el mundo hasta ahora, aun con la II Guerra Mundial y la Guerra Fría de por medio, pero de repente, cuando cayó el primer ladrillo del Muro de Berlín empezó a cambiar todo. Estamos en otra encrucijada de la Historia, tratando de hacer una Europa sin fronteras (hoy una utopía) y el mundo que hagamos hoy durará al menos hasta que acabe el siglo. Siempre fue así, y a lo mejor algún día aprendemos la lección.

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La memoria de Garzón

sima.jpgMenuda carajera se está montando en torno al empeño del Juez Garzón en abrir las fosas de los fusilados del franquismo. Si no fuese porque estamos hablando del asesinato de miles de personas, una limpieza ideológica sistemática que tal vez entre en el apartado de genocidio, la verdad es que el asunto se pone interesante desde muchos puntos de vista. Por una parte está el político, si es o no oportuno hacer esto ahora y de esta forma; por otra el jurídico, puesto que si se entiende que hubo una operación similar a la llamada «solución final» de los nazis se trata entonces de crímenes contra la Humanidad, y estos no prescriben con la ley de Amnistía de 1977, como no prescribieron las matanzas argentina con la Ley de Punto Final. La cuestión es quién determina si son o no crímenes contra la Humanidad.
Lo cierto es que hay mucha gente que se está poniendo nerviosa, y no porque pueda acarrearle castigo, puesto que quienes así procedieron están todos muertos, sino porque ello puede influir incluso en su patrimonio. Si se declara que hubo delito y que por esos abusos hubo familias que se apropiaron de patrimonio de las víctimas, habrá que ver qué pasa con esas propiedades, porque entonces vendría otro debate: si los herederos de los asesinados tienen derecho a reclamar ese patrimonio y como consecuencia perderlo los herederos de los verdugos.
Luego está la visión de los historiadores, y la traspolación del asunto a las batallitas políticas diarias. Hay instituciones, como La Iglesia, que prefieren que no se remueva el pasado, porque saldrían a la luz actitudes e incluso conductas que tienen poco que ver con el Evangelio. Y, claro, hay opiniones para todos los gustos, dependiendo de qué línea tiene cada medio de comunicación.
Fotos: ¿Les suena de algo la Sima Jinámar?