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¿Un farol?

Veintiún aviones presidenciales volando hacia Washington, con tripulación y seguridad a bordo; docenas de habitaciones en los más lujosos hoteles a orillas del río Potomac; un despliegue de seguridad tremendo en la capital americana; centenares de diplomáticos, traductores, secretarios, camareros, cocineros y asesores… Tanto gasto para llegar a este resultado: un texto de una docena de páginas que me malicio estaba redactado con anterioridad.
g20.jpgComunicados oficiales no es precisamente lo que más me gusta leer, pero he hecho un esfuerzo, dada la supuesta importancia de asunto, y lo he leído detenidamente, buscando por algún recoveco alusiones a la economía productiva, llamadas a la responsabilidad de las empresas para que no se aprovechen de rum-rum y hagan engrosar las filas del paro o una sola palabra que destilase humanidad, ilusión o una brizna de esperanza. No se habla ni una sola vez de los trabajadores, no se menciona el desempleo, y hay párrafos y párrafos hablando de mercados financieros, órganos reguladores o gestión de riesgo.
Lo que se esperaba: capitalismo puro y duro, y a la economía productiva, que es la que crea riqueza, que la parta un rayo. Me queda la remota esperanza de que, en los maletines de la legión de técnicos y asesores que ayer nublaban Washington, haya informes en letra pequeña que contengan algo práctico, porque como no enseñen más cartas que ese mísero comunicado, esa reunión ha sido un farol.

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Otro 15 de noviembre

pt.jpgParece que este es un día en el que los políticos se ponen de acuerdo para fijar memorias que luego se recuerdan durante décadas. Para los palestinos es el Día de la Independencia, para los brasileños el de la República y para los saharahuis el de la traición, porque fue un 15 de noviembre de 1975 cuando se firmó el Pacto Tripartito de Madrid por el que España entregaba de facto la administración de su antigua provincia del Sahara a Marruecos.
Treinta y tres años después, el pueblo saharaui sigue confinado en los campamentos de Tinduf, a la espera de que Naciones Unidas haga valer de una vez por todas su autoridad moral, muy mermada por los intereses de Estados Unidos y Francia. Yo no sé si tendrá relación, pero el asiento que Sarkozy ha cedido a Zapatero para lo de Washinton probablemente haga enmudecer a España durante mucho tiempo en su política sobre el Sahara (tampoco es que hubiera política hasta ahora, pues se Moratinos se limita a decir una y otra vez ambigüedades que a nada comprometen).
Y ahora hay que apuntar otro 15 de noviembre. Dicen que es el de la refundación del capitalismo, lo cual tampoco es para tirar voladores, puesto que ya hemos visto lo que ha hecho este sistema desde su refundación más reciente (ya existía antes como doctrina) en el lejano Congreso de Viena, en 1815, cuando los gerifaltes vencedores de Napoleón se reunieron para programar casi 200 años de historia. Y hemos llegado hasta aquí, esperemos que los errores del pasado sirvan para aprender, aunque, conociendo el ganado con el que toreamos, no tengo muchas esperanzas.

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El baile de la silla

cv.JPGA una semana de la dichosa reunión de Washington (todavía no sabemos si se ha de llamar G-20, G-23 o G-cualquiera sabe) resulta patético el baile de la silla que se están montando los dirigentes europeos que no han sido invitados de primera mano, entre ellos Zapatero, que lleva tres semanas buscando apoyos y no sé si finalmente se conformará con las migajas que Chequia ha cogido al aceptar un asiento en la delegación francesa.
Me parece que ni ellos tienen claro a qué van a Washington, pero toca hacerse una foto, y todos quieren estar, seguramente porque piensan que en el futuro será una imagen histórica como la de la Conferencia de Yalta al final de la II Guerra Mundial o el Congreso de Viena en 1915, cuando los estado europeos que acaban de derrotar a Napoleón diseñaron una Europa que duró cien años. Que yo sepa, tanto en Yalta como en Viena había propuestas concretas de personajes de grueso calibre y probada inteligencia. ¿Va a ser Sarkozy el Churchill de la nueva era que pretenden alumbrar el próximo sábado? ¿Quiénes serán los equivalentes al Príncipe de Metternich, el zar Alejandro I, el naturalista Hummbolt o el Duque de Wellington? ¿Acaso el aprovechado de Gordon Brown, el festivalero Berluconi o el convidado de piedra Zapatero? Y otra cosa: Obama tendrá algo que decir, supongo.