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Venezuela

venezuela.jpgNo tengo ni idea de lo que diría Francisco de Miranda si viese por el agujero de una llave la Venezuela actual. Tampoco sé qué pensaría Bolívar, ni lo que dirían el sabio Andréz Bello, el insobornable Rómulo Bethencourt y el genial Rómulo Gallegos. El chavismo ha llegado a Venezuela por la urnas y se mantiene por las urnas, pero dicen que la mujer del César no sólo debe ser honesta, también debe parecerlo, y las bravatas de Chávez hacen que no sea un hombre creíble, porque sus payasadas televisadas quitan la razón al discurso igualitario que dice pretender el chavismo.
Y ahí está el problema, el chavismo, como el castrismo, el peronismo, el porfirismo, el sandinismo y todos los ismos latinoamericanos que se miran en un caudillo, esperando a alguien que venga en un caballo blanco a sacarlos de la miseria. La democracia es otra cosa, incluso puede ser lo que dicen los chavistas, pero sin Chávez, y no se puede invocar a las urnas cuando se dice en el Estado de Carabobo, donde nació la independencia, que si gana la oposición en las elecciones él, el caudillo, sacará los tanques a la calle.
Con respecto a Venezuela no creo a nadie, porque la fanfarronada vale lo que un barril de petróleo de Maracaibo, ayer a 140 dólares, hoy a la tercera parte. Con esas premisas no se puede esperar democracia, y lo que se colige de todo esto es que Venezuela está muy jodida, primero con los corruptos que la han vaciado durante décadas y ahora con los que dicen defender la igualdad.

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¿Un farol?

Veintiún aviones presidenciales volando hacia Washington, con tripulación y seguridad a bordo; docenas de habitaciones en los más lujosos hoteles a orillas del río Potomac; un despliegue de seguridad tremendo en la capital americana; centenares de diplomáticos, traductores, secretarios, camareros, cocineros y asesores… Tanto gasto para llegar a este resultado: un texto de una docena de páginas que me malicio estaba redactado con anterioridad.
g20.jpgComunicados oficiales no es precisamente lo que más me gusta leer, pero he hecho un esfuerzo, dada la supuesta importancia de asunto, y lo he leído detenidamente, buscando por algún recoveco alusiones a la economía productiva, llamadas a la responsabilidad de las empresas para que no se aprovechen de rum-rum y hagan engrosar las filas del paro o una sola palabra que destilase humanidad, ilusión o una brizna de esperanza. No se habla ni una sola vez de los trabajadores, no se menciona el desempleo, y hay párrafos y párrafos hablando de mercados financieros, órganos reguladores o gestión de riesgo.
Lo que se esperaba: capitalismo puro y duro, y a la economía productiva, que es la que crea riqueza, que la parta un rayo. Me queda la remota esperanza de que, en los maletines de la legión de técnicos y asesores que ayer nublaban Washington, haya informes en letra pequeña que contengan algo práctico, porque como no enseñen más cartas que ese mísero comunicado, esa reunión ha sido un farol.

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Otro 15 de noviembre

pt.jpgParece que este es un día en el que los políticos se ponen de acuerdo para fijar memorias que luego se recuerdan durante décadas. Para los palestinos es el Día de la Independencia, para los brasileños el de la República y para los saharahuis el de la traición, porque fue un 15 de noviembre de 1975 cuando se firmó el Pacto Tripartito de Madrid por el que España entregaba de facto la administración de su antigua provincia del Sahara a Marruecos.
Treinta y tres años después, el pueblo saharaui sigue confinado en los campamentos de Tinduf, a la espera de que Naciones Unidas haga valer de una vez por todas su autoridad moral, muy mermada por los intereses de Estados Unidos y Francia. Yo no sé si tendrá relación, pero el asiento que Sarkozy ha cedido a Zapatero para lo de Washinton probablemente haga enmudecer a España durante mucho tiempo en su política sobre el Sahara (tampoco es que hubiera política hasta ahora, pues se Moratinos se limita a decir una y otra vez ambigüedades que a nada comprometen).
Y ahora hay que apuntar otro 15 de noviembre. Dicen que es el de la refundación del capitalismo, lo cual tampoco es para tirar voladores, puesto que ya hemos visto lo que ha hecho este sistema desde su refundación más reciente (ya existía antes como doctrina) en el lejano Congreso de Viena, en 1815, cuando los gerifaltes vencedores de Napoleón se reunieron para programar casi 200 años de historia. Y hemos llegado hasta aquí, esperemos que los errores del pasado sirvan para aprender, aunque, conociendo el ganado con el que toreamos, no tengo muchas esperanzas.