ETA otra vez
La verdad es que ante la barbarie de ETA ya uno no sabe qué decir. La rabia, la impotencia y la perplejidad dictan siempre el mismo discurso, y ser originales en esta situación ya casi no es posible, porque hemos dicho todos por activa y por pasiva mil veces las mismas palabras en todas las conbinaciones de que somos capaces.
La conclusión es que matar no justifica ninguna reivindicación, aunque fues ela más justa del mundo. Es que, además, en este caso matar es completamente inútil, por ETA sabe que en la actual composición de Europa su propósito es imposible. Pero también sabe que su única razón de existir es matar. Y por eso mata.
Lo que sigue sin entrarme en la cabeza es la frialdad de estas personas, que se supones persiguen un ideales, para acercarse por detrás y descerrajar un tiro en la nuca de otro ser humano. Y las celebracuones que hacen del dolor de las familias en los entierros, y ese odio que traspasa las cámaras cuando son filmados en los juzgados. Desde el odio nada se construye, y menos la convivencia. Así que, sigo perplejo y asombrado, cuando el único lenguaje que saben hablar algunos es el de las pistolas.