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Cuídate, Zapatero, de los idus de marzo

Seguramente no soy buen fisonomista, pero desde que vi por primera vez a Zapatero me recordó a un romano, no sé si por la estructura de su cabeza o por la forma de los ojos, que me sugieren las cabezas romanas esculpidas en mármol. Y hay, además, algo que lo asimila a Roma, y es la constancia que tiene el mes de marzo de encontrarse con él en las encrucijadas de su vida política. Y esto me trae a la mente los famosos idus de marzo, que a veces funcionan a favor y a veces en contra.
10905.jpgLos romanos denominaban idus a los días 13 de todos los meses, excepto marzo, mayo, julio y octubre, que eran el día 15. Se habla mucho de los idus de marzo porque fue en uno del año 44 antes de Cristo cuando Julio César fue asesinado en el Senado. Antes, estos idus le habían sido propicios en su vida militar en Las Galias, en su guerra contra Pompeyo y en su vida de Cónsul, que ejercía como dictador aunque procediera de un triunvirato. Cuentan que un anciano ciego que paraba por las escalinatas del Senado le había dicho meses antes: «Cuídate, César, de los idus de marzo». Él lo tomó a chanza y precisamente ese día, al ir hacia el Senado donde le acuchillarían, se cruzó con el ciego y le dijo: «Nada malo ha sucedido, viejo, y los idus de marzo ya han llegado», a lo que el ciego contestó: «Pero no se han ido». Ya conocen el resto.
Zapatero ha ganado en marzo dos elecciones generales consecutivas, y el domingo pasado su partido perdió la Presidencia gallega y en Euskadi logró un resultado que suma con el PP una mayoría que le podría permitir gobernar. Se puede considerar una victoria, visto de ese modo, pero es una victoria envenenada, que puede hacerle al PSOE más daño que su derrota en Galicia. De manera que no estaría de más que alguien advirtiera a Zapatero sobre los idus de marzo, porque hasta las victorias se le pueden volver en contra. Pactar con el PP puede hacerle perder el apoyo de los nacionalistas y con ello una mayoría estable para gobernar. Y los idus de marzo van a ser en plenas negociaciones para el gobierno de Euskadi. ¿Habrá consultado a su suegra? (Comentó una vez que le echaba las cartas y siempre acertaba).

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Lo de Guinea se veía venir

Está claro, se veía venir lo de Guinea, como se vislumbra un estampido en cualquier país africano en el que el hambre, la miseria y el abuso contrastan con las enormes riquezas naturales que poseen. Unos pocos se hacen con todo, compinchados con las grandes multinacionales de Occidente, y se alimentan guerras civiles que dan ganancias adicionales a los fabricantes y traficantes de armas. Lo hemos visto en películas como Diamantes de sangre o El jardinero fiel. Pero nadie quiere escuchar. Ya escucharán.
zz.jpgDicen que el ataque al palacio presidencial de Malabo no es un golpe de estado. Da igual, la paciencia tiene un límite, y el saqueo al que Obiang ha sometido a su propio pueblo es impresentable, mientras es recibido con todos los honores en las instituciones democráticas europeas.
Guinea, como Nigeria, Liberia, Zambia, Zaire y otros estados africanos, están en manos de sátrapas que se quedan con inmensos beneficios que generan los diamantes, el petróleo, el gas natural o el coltán. La población mientras tanto, se muere de hambre y maquina subirse en un cayuco cuando logre llegar a las costas de Senegal. Algunas caminatas duran años, y luego el desafío del mar.
Y Europa, cruzada de brazos, pero algo tendrá que hacer, porque una rebelión puntual en cualquiera de esos países es sólo una anécdota para lo que sin duda ocurrirá tarde o temprano. El que avisa no es traidor.

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Nos hemos acostumbrado a la muerte

gal183-13[1].jpgLo más terrible de las muertes en patera y cayuco es que ya nos hemos acostumbrado a ellas. Saltan a la actualidad, pero son noticias que se diluyen en un instante. Es terrible ver cómo tenemos distintas varas de medir las tragedias, dependiendo que quiénes se vean involucrados en ellas. Ocurre con desapariciones (ahora asesinato) como el de Marta, la chica sevillana que ha captado la atención de todos, incluyendo la selección española de fútbol.
Y eso está bien, es lo que debería ser siempre, y nos olvidamos de que los 21 cadáveres que hay en Lanzarote en el momento de escribir esta nota son otras tantas tragedias que cambian el horizonte a familias enteras, quien sabe si a poblados completos de cualquier lugar de la martirizada África. Al final, son sólo números, estadísticas y gráficos en una rueda de prensa.
Alguien dijo que tanto daño hacen los que callan como los culpables directos. Mientras en Canarias, en España y en la UE este asunto siga siendo piedra arrojadiza de la lucha partidista nuestras playas continuarán siendo la tumba de las esperanzas de todo un continente. Por eso no podemos callar.
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(La foto es de Borja Suárez, publicada en este periódico en 2005)