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O mando yo, o aquí se arma la de Dios

Vamos a ver cómo se toman en El Salvador que la Presidencia de la República esté en manos de la antigua guerrilla del Frente Farabundo Martí. Y es que el siglo XIX fue muy mal consejero en el devenir de los pueblos del ámbito hispánico, y por lo que veo el XX fue peor. Se ha tomado la costumbre de que hay determinadas clases dirigentes en según qué lugares que son las que deben ostentar el poder (o detentarlo, que no es lo mismo). Bolívar consideraba que cualquier intromisión en su poder omnímodo era una especie de herejía, y así podemos alargar la lista indefinidamente: Porfirio Díaz, el PRI… Por no hablar de los dictadores puros y duros, que son legión.
b15.jpg En España ocurre lo mismo, o más bien es al revés, porque las costumbres latinoamericanas son heredadas de España y los militarotes del XIX. Cuando se habla del Estado, por lo visto el orden natural de las cosas es que gobierne la derecha, o como mucho el centro-derecha. Si, como ocurrió en 2004, gana las elecciones un partido de centro-izquierda, lo consideran una aberración, porque el poder por lo visto es como las monarquías medievales, en las que el poder venía de Dios, y por supuesto se lo encomendaba a los conservadores de toda la vida.
Y está ocurriendo un fenómeno nuevo/viejo en las comunidades autónomas, en las que es poco menos que contra natura que los nacionalistas estén fuera del poder. Fue así siempre en Cataluña hasta hace poco, se ha cambiado y no ha pasado nada, y empieza a ser una costumbre en Canarias. Lo de Euskadi es el mismo fenónemo, y el PNV se mesa los cabellos y viene a decir que un gobierno no nacionalista es un sin Dios.
Otra cosa es que el parlamentarismo puede hacer, y de hecho hace, que el partido más votado quede en la oposición. Así funciona el sistema, y hay que aceptarlo o bien cambiarlo, pero mientras sea así no hay por qué rasgarse las vestiduras. Tan lógico es que gobierne el más votado como que lo haga una coalición de los demás, porque finalmente suman más, y también es democracia.

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Paren el Mundo que yo me bajo

Por lo visto nadie aprende del esfuerzo y la capacidad de emprender de los norteamericanos, ni de su potencia integradora de culturas, ni del pensamiento de sus grandes figuras. Lo que aprendemos de los norteamericanos es lo malo, la guerra de bandas urbanas y los tiroteos en las escuelas. Lo positivo se ignora porque necesita esfuerzo, trabajo, dedicación.
Esa costumbre demencial de entrar en una escuela con un rifle y emprenderla a tiros contra profesores y alumnos se produce secuencialmente en Estados Unidos, pero ya ha empezado a suceder con repetición en Finlandia y ahora salta a Alemania. Por mucho resentimiento que se guarde al profesor o la profesora que un día hizo o dejó de hacer algo que a juicio del pistolero era reprobable, nunca merece la muerte.
papapapa.JPGY lo que es más inexplicable, la muerte de niños que nada tiene que ver con sus demonios mentales. Es más, seguramente nunca encuentran en el punto de mira a esa bestia negra profesoral.
Matan a cualquiera, y si ya es complicado ser profesor ahora se está convirtiendo en una profesión de riesgo. También lo es la condición de alumno. Los colegios empiezan a no ser lugares de cultura, formación y convivencia para tornarse campos de tiro al blanco, y el blanco es cualquier persona que ande por allí.
Hace tiempo que casi nada tiene lógica en nuestro ámbito, y esta es una moda que ya empieza a preocuparnos, porque si hace unos días hubo un tirador sin motivo en nuestra ciudad, ayer atacaron un centro de salud en Murcia y mañana quién sabe. Los políticos lo resuelven siempre diciendo que es un caso aislado, mientras degradan por sistema y parlamentariamente la educación, y ahora encima viene la UE y remata el asunto en el nivel universitario con lo de Bolonia.
Definitivamente, nos hemos vuelto locos, o tontos, o las dos cosas.

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Recordar es apostar por la vida

La memoria es siempre un homenaje, y el 11 de marzo está para siempre en la vida de quienes vivimos. De cerca o a distancia, el horror de hace cinco años, dictado por la irracionalidad, el fanatismo y la manipulación de las religiones, que ninguna predica la muerte, pero sus administradores han hecho creer a grandes sectores de creyentes que se asesina en nombre de Dios.
Ya ocurrió con los cristianos en la época de Las Cruzadas, en las guerras de religión del siglo XVI y en la terrible Guerra de los Treinta años que en el siglo XVII enfrentó a media Europa contra la otra media y murió más de un tercio de la población. En algunas regiones de Polonia y Alemania no quedó nadie vivo. Y es que los seres humanos tienen una capacidad para el exterminio no igualada por ninguna otra especie sobre La Tierra.
569908[1].jpgPor eso hay que mirar hacia los ejemplos que nos lleven a la concordia, a la tolerancia, al respeto a la vida. La guerra nunca es la solución, y el terrorismo tampoco. Los muertos del 11-M nos obligan a mirar hacia adelante en un clima de tolerancia, pero eso ni siquiera han querido verlo las facciones que en España se devoran en los medios de comunicación (de momento).
Por desgracia, el 11-M marca el punto de salida de un clima enrarecido que muchos parecen empeñado en enturbiar más y más. Ese no es el camino, y a la gente de la calle ya le suena a fanfarria estúpida el discurso que enarbolan tanto Tirios como Troyanos. España no mereció el 11-M y tampoco merece esta generación de personajes que llevan la voz cantante en un país que parecía haber encontrado la manera de convivir en paz. A ver si la memoria del 11-M nos devuelve la cordura, porque no pueden ser inútiles tantas muertes inocentes. Hablar de paz es lo único que nos ennoblece.