Publicado el

¿Juega el destino con las cartas marcadas?

Quienes no sigan el fútbol, por favor no se vayan, porque no voy a hablar de fútbol pero sí que lo voy a tomar como espejo de la vida, ya que, salvo que alguien se haya retirado a una gruta como los anacoretas, quien viva en este mundo intercomunicado, le guste el fútbol o no, sabe de la existencia de Cristiano Ronaldo, Messi y todo lo demás. Aunque no soy especialmente futbolero anoche vi el Barça-Chelsea. Y ocurrió lo imprevisto, lo inesperado, lo impensable: David se comió a Goliath. El Barça lo tuvo todo en su mano, dos goles en su casillero, la expulsión de un adversario y un penalti a favor. Ni así pudo clasificarse, cuando no eran los postes era la fotuna, de manera que, según los comentaristas, el Chelsea, que tiró tres veces durante los dos partidos de la eliminatoria, marcó tres goles, y el Barça marcó dos habiendo tirado más de treinta. Pero parecía estar escrito que no había manera, ya estaba decidido.
En cierta ocasión estaba junto a un amigo anciano viendo en un bar un partido de un equipo español contra un equipo extranjero, y el primer tiempo acabó 0-0, aunque «los nuestros» habían barrido al rival, pero el balón se había estrellado tres veces en los postes y media docena de veces el otro equipo se salvó de milagro. En esas, el anciano se levantó y dijo que se iba. Le recordé que aún faltaba el segundo tiempo. Y él sentenció: «No, este partido está perdido, los nuestros han tenido ocasiones para ir ganando por goleada y no han entrado. Ya está, la pelota no quiere entrar, ahora le toca a los otros». Y ganaron los otros.
zDios%20dados[1].jpgY ahora vienen las preguntas: ¿Decide el destino de antemano quién gana y quién pierde? ¿Da el destino oportunidades que se pueden aprovechar o él mismo las deshace? Schiller decía que no existe la casualidad, que lo que entendemos por azar proviene de causas muy profundas, y Anatole France creía firmemente en la casualidad y la suerte. Y uno no sabe qué pensar porque, si crees al poeta Virgilio, hagas lo que hagas, lo que ha de suceder sucederá, mientras que, si escuchas a Einstein, resulta que Dios no juega a los dados con el Universo. En resumen: ¿realmente tenemos la capacidad de intervenir en nuestro destino o ya nos viene con una ruta que no se puede modificar? ¿Juega el destino con las cartas marcadas?

Publicado el

Un elefante en el ministerio

Si el peor enemigo de Rajoy le hubiese hecho una recomendación para ocupar el ministerio de Educación, Cultura y Deportes, seguramente le habría dado el nombre de José Ignacio Wert. No se puede hacer más ruido y con mayor chirrido y estridencia en mes y medio. Seguramente la idea de volver a reformar el sistema educativo por enésima vez estaba en la idea general del PP, pero los detalles y el modo en que el nuevo ministro lo ha anunciado lo han puesto en los titulares de la prensa, y no siempre para bien. Da argumentos para liarla con Educación para la Ciudadanía, con las becas o con esa historia de la pedagogía del esfuerzo, que no se sabe muy bien qué es, lo mismo que todavía nadie ha podido decirme en qué consiste la productividad de un policía, un bombero o un médico. Ahora, encima, aplica la cortadora de césped y se lleva por delante el Campus Excelencia que tantas perspectivas esperanzadoras tenía para Canarias desde sus dos universidades.
zeleg.JPGComo responsable de Cultura, Wert se embarulla con el reglamento de la Ley Sinde, y en su calidad de ministro de Deportes sale a la palestra porque los muñecos del Canal + francés han hecho chanza de los triunfos españoles. Ha propiciado que el Gobierno envíe una nota de protesta al ejecutivo francés; es como si el gobierno de Berlín pusiera a funcionar la vía diplomática si Wyoming se mete con el Bayer de Munich, o París llamase a consultas a su embajadoren Madrid cada vez que Buenafuente hace chistes sobre la escasa talla de Sarkozy. En un alarde de complejo de inferioridad endémica (la superioridad de los deportistas ha quedado clara) el ministro entra al trapo de los guiñoles franceses y, claro, estos arremeten contra él, y encima casi les da la razón porque se ha apresurado a decir que va a impulsar urgentemente una ley anti-doping, como si aquí no hubiese ninguna. Vamos, que ha hecho exactamente todo lo que no debe hacer un ministro si quiere tener credibilidad pública, asunto básico en un cargo de ese nivel. Por otra parte, está claro que en esto de la Educación se sabe la música (la suya) pero no la letra, porque sube el pan cada vez que abre la boca para hablar de obligatoriedad, itinerarios o cualquier otro asunto. Seguramente sabe de lo que habla -qué menos-, pero lo que trasmite es que es la primera vez que maneja esos conceptos. Pues nada menos que las reformas de la Educación, el Deporte y la Cultura están en sus manos. Yo ya tengo billete para La Antártida.

Publicado el

Fútbol y política

Alguna vez he dicho que, aunque el fútbol sea una tontería exagerada elevada a espectáculo, es más saludable mentalmente seguir el fútbol que la política. Pero claro, si a uno lo que le gusta es el fútbol-fútbol, lo mejor es ver el Granada-Racing o el Valladolid-Recreativo. Si hablamos de los partidos entre el Real Madrid y el Barcelona, habría que verlos en televisión sin voz y ni antes ni después oír la radio ni leer los periódicos. Porque estos dos equipos sí que forman parte de un entramado político que esconde otras intenciones cuando se habla de fútbol. Hagamos la prueba y observemos periódicos y radios de Madrid y Barcelona después de un partido que, no sé por qué, llaman clásico:
zsssDSCN3236.JPGCuando los voceros arrimados al madridismo hablan de penaltis no pitados, de jugadores que hacen teatro, de que les roban los partidos de Camp Nou, en realidad quieren decir: «Estos malditos nacionalistas estás hurgando en la esencia de España, chuleando a su equipo más galadonado y que representa los valores patrios. Y lo mismo que con el Statut y con la financiación, los catalanes nunca están satisfechos». Más o menos, porque asimilan el Barça con el independentismo y el ataque a la unidad de España. Y tres piedras, que dicen en mi pueblo.
En Barcelona funcionan igual, pero al revés. Ahora les ha tocado estar arriba, pero cuando era el Real Madrid el que imperaba activaban el victimismo. Pero incluso ahora, la parroquia mediática culé, cuando habla, por ejemplo, de la dureza de un defensa del Real Madrid o de algún lance del juego que les perjudica, en realidad quieren decir: «Estos malditos nacionalistas españoles utilizan la violencia para tratar de amedrentarnos y luego quedan impunes. Hay que seguir luchando contra esa prepotencia centralista que impide la pluralidad».
Pero estas diatribas a las claras o soterradas dan beneficios a ambos club, que, tampoco sé por qué, no son sociedades anónimas deportivas como el resto de los club deportivos. De manera que, a quien le guste el fútbol le recomiendo que disfrute del juego de estos dos grandes equipos, pero que no lea ni oiga níngún comentario, porque nunca son de fútbol, sino de encubierta política de la peor especie.