El sofisma y la descalificación
En esta tierra, la gran escuela es la del cine americano de juicios, se descalifica al testigo y así sus argumentos quedan invalidados. Cada vez que alguien tiene una opinión contraria a quienes usan y abusan del poder, se le insulta públicamente y no se entra en el debate, en una suficiencia prepotente y arrasadora que, como en la vieja Castilla, siembra de sal los campos del interfecto para que no pueda volver a cosechar en años. Cuando alguien discrepa públicamente, se le llama cualquier cosa y se le compara con alguien de éxito mundial para tratar de descalificarlo. Ultimamente se lleva mucho lo de llamarlo perro de forma soslayada y encubierta. Y vuelve a cumplirse la vieja práctica canaria: quienes tienen mandatos democráticos de gestionar, impulsar y divulgar cualquier actividad, en lugar de echar una mano descargan toneladas de basura sobre lo que debieran proteger. Y algunos que tanto nos envían a informarnos, debieran buscar el significado de conceptos como «sofisma», que usan y tal vez no lo saben.
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Y conforme digo una cosa digo la otra: Después de haber defendido sus posiciones con firmeza, la diputada Dulce Xerach rectifica ante el peso legal del decreto por el que se instauró el Día de las Letras Canarias, donde se dice claramente que se dedicará a un autor de nuestra literatura. En una tierra donde nadie suele desdecirse o rectificar, el suyo es un acto de valentía y justo es reconocérselo.