Pereza
Está claro que ya es Navidad por decreto: arbolitos, bolitas doradas, promociones de operadoras telefónicas, el hidrógeno como elemento navideño de discordia…
Este es un puente raro, pues se ha celebrado el 30 aniversario de la Constitución y observo que ha sido como de mala gana. Tampoco ha ayudado mucho el reciente atentado de ETA, y ya ni siquiera existe la esperanza del Rey Negro, Obama, que por lo que se ve en la composición de su equipo va a ser el mismo perro con distinto collar.
Hasta yo escribo de mala gana, y eso que soy un enfermo terminal de la escritura, porque ya no sé a donde mirar, porque hacia donde quiera que lo haga veo dejadez, injusticia y superficialidad. Ayer estuve con un viejo amigo al que veo poco, pero siempre que coincidimos es como si el tiempo no hubiera pasado, y saco la conclusión de que la amistad es uno de los patrimonios más hermosos que tenemos y que no solemos valorar. Me da pereza tanta historia con el salmón de Soria, el árbol de Saavedra, la quietud de Rivero y la hiperactividad de López Aguilar. Y, con la que está cayendo, no entiendo esas verborreas bizantinas sobre tonterías.
***
(No hace falta decirlo, pero el cuadro es de Dalí)</em