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En mi país, qué tristeza

«…Dice mi padre que un solo traidor
puede con mil valientes…»
(Alfredo Zitarrosa).
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Cada vez que escucho la canción Adagio a mi país, del cantautor uruguayo Alfredo Zitarrosa, tengo la sensación de que la escribió pensando en Canarias. Pero no, su canción habla de la República Oriental del Uruguay, que aunque su extensión es 23 veces la de Canarias, tiene solo poco más de tres millones de habitantes. Tiene en común con nuestras islas que es una sociedad pequeña, fundada por 16 familias canarias y que se ha construido con una sucesión de inmigraciones que se han mestizado sobre el esquilmado sustrato aborigen. Por lo tanto, su proceso es paralelo al nuestro, con colonización comercial británica incluida, y la independencia no cambió la estructura, solo que el lugar de un enviado de la corona española fue ocupado por un criollo con pedigrí. Siguieron mandando los mismos, los dueños mantuvieron sus prebendas y dominios, a los pobres los mantuvieron a raya y la política es sucedáneo de lrivalidad entre ricos, aunque de vez en cuando se les escapa un espontáneo que hace algunos cambios, que son corregidos inmediatamente para que, como en El gatopardo, todo siga igual. Continuar leyendo «En mi país, qué tristeza»

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¿Para qué una Feria del Libro?

20140426_145101.JPGFigura en todos los libros de citas que Oscar Wilde dijo que el arte es bastante inútil. Debo suponer que esta frase ha llegado a través de una mala traducción, porque si el adverbio «bastante» es pobre, ambiguo y medroso para mí, imaginen la imposibilidad de usarlo para un cirujano del lenguaje preciso como el autor irlandés. Pero la idea es clara, y sería remachada por los artistas franceses de las vanguardias cuando proclamaban que la inutilidad del arte es la base de su grandeza, porque todo lo inútil es lo que nos hacen diferentes de los animales. Continuar leyendo «¿Para qué una Feria del Libro?»

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Hablemos, pues, de religión

Ya que estamos en una semana históricamente enclavada en asuntos religiosos, hablemos de religión. La clave de las creencias religiosas es la fe, pero ese es un sentimiento personal. Strictu sensu, hay varias definiciones del concepto «religión». Una de ellas re refiere al culto a la divinidad, los ritos y la veneración; otra dice taxativamente que es una obligación de conciencia. Una es la que exhibe signos externos, la otra guía las conductas. No son excluyentes, pero generalmente se da mucha importancia a la primera y poco se valora la segunda. Para no meternos en latinajos, etimológicamente significa «acción y efecto de atarse fuertemente con Dios». Si nos ceñimos a nuestro espacio, son judeocristianos hasta los ateos de nuestro ámbito histórico y cultural. Hubo un tiempo -casi toda la Historia- en que las religiones eran la única ley, y el poder se convertía en teocracia directa o indirectamente, y como el poder lo acomoda todo a su conveniencia, las interpretaciones religiosas a veces tienen poco que ver con el origen. Continuar leyendo «Hablemos, pues, de religión»