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Cállense un ratito

Hoy es 28 de enero, y los dirigentes políticos deberían reflexionar en esta fecha, pues, sea por designio, por casualidad o por carambola, no creo que haya una fecha tan negra para los poderosos. Tal día como hoy, murieron personajes del calibre de Carlomagno, Enrique VIII o Pedro El Grande (por citar sólo a tres gigantones) y Adolfo Suárez firmó su dimisión, acosa dos los golpistas.
boca.JPGEscucho hablar a los políticos de todos los niveles y tengo la impresión de que no se han dado cuenta del momento en que estamos, pues siguen con sus políticas partidarias y no se ponen codo con codo a trabajar para salir de la crisis. Está bien que los políticos hablen, pero es que están hablando demasiado y sólo dicen tonterías. Por lo que se ve y se escucha, andan perdidos, nadie sabe qué hacer con la que está cayendo, pero aprovechan el río revuelto para hurgar en el contrincante, sea de otro partido o del suyo.
Y vuelve ponerse en escena lo de los galgos y los podencos, que si esta crisis por esta causa, por la otra o sobrevenida, y mientras discuten crece la cola del paro, contando con que hay un sector de los empresarios que están aprovechando la riada para reducir personal sin que en realidad le sobre. Hay que mirar hacia países como Alemania, que en plena hecatombe ha conseguido crear puestos de trabajo en los últimos meses.
Señores y señoras de la política: cállense un ratito y piensen por una vez en el interés general, esas luchas por el poder no sirven a nadie y si esto revienta poco poder va a haber para repartir. Como decía el feo de los Hermanos Calatrava, en boca cerrada no entran pájaros.

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¡A ver qué haces, Barry!

Hemos visto el gran espectáculo de la toma de posesión de Obama, tan simbólica como la coronación medieval de un rey (cada acto tiene su significado) y más grandiosa que la entronización de un emperador romano. Somos de flaca memoria y, como en otras ocasiones la televisión prestó menos atención que ahora, parece que esta vez ha sido distinto. Pero no, ha sido igual que siempre.
k1.jpgRecuerdo como si fuese hoy la llegada de Kennedy, y eso que entonces había informativos de radio (el que tenía radio) y no había satélites para imágenes en directo. Pero fue tal como hemos visto ayer con Obama, y de alguna forma, con las escasas fotos que entonces llegaban, las imágenes del NO-DO y las conversaciones que escuchaba construí mi propia imagen virtual del acto, que luego he visto en documentales y curiosamente coinciden.
Algunos recuerdos de la infancia son de una nitidez escalofriante. Tengo grabado en la retina el titular de La hoja del Lunes, un semanario de entonces, con una foto del Presidente Kennedy en las escalinatas del Capitolio y en el pie de la foto se destacaba entre comillas su gran frase: «Que sepan desde aquí y ahora, amigos y enemigos por igual, que la antorcha ha pasado a manos de una nueva generación de norteamericanos».
o3.JPGObama ha dicho lo mismo al llamar a la responsabilidad, y como antaño Kennedy, Jefferson, Lincoln, Eisenhower, Wilson y todos menos Roosevelt (era poliomielítico), Obama hizo a pie un tramo de la Avenida Pensylvania, en su paseo-desfile desde el Congreso a su nueva vivienda, la Casa Blanca. También recuerdo esa foto de Kennedy llevando de la mano a Jackie, la musa de Valentino.
Es verdad que esta vez ha habido más expectación, y es que hay una novedad: el primer presidente negro de la historia de Estados Unidos, y sobre todo porque se ha generado una gran ilusión en tiempos difíciles, como sucedió cuando llegaron a la Casa Blanca Lincoln, Roosevelt, y Kennedy. Estos respondieron a las expectativas y por eso están con letras grandes en la historia, esperemos que Obama también las cumpla.
¡A ver qué haces, Barry!

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Carta a Tierno Galván

Querido profesor:
Hace hoy 23 años que usted nos dejó, y todos pensábamos entonces que, casi un cuarto de siglo después y bien batidos en vicisitudes democráticas, a principios del siglo XXI estaríamos curados del espanto hipócrita y escandalizante de aquella España pacata, reaccionaria y estúpida. Ya es memoria colectiva aquella imagen en la usted, con su apariencia de viejo profesor que tan bien supo explotar, entregó un presente a Susana Estrada, que por entonces era punta de lanza contra los convencionalismos sociales y sexuales. Y la artista acudía mostrando totalmente los senos a recibirlo de manos del alcalde, pasando por encima de protocolos y abriendo una brecha en la libertad de pensamiento y comportamiento.
Pero mire, querido profesor, la verdad es que no le merece la pena levantar la cabeza, porque esto sigue igual, incluso diría que peor; aquí sigue siendo motivo de griterío que la Vicepresidenta y Leire Pajín se vistan con atuendo de la tribu Maputo en un gesto de amistad con esa etnia, que la canciller alemana muestre un escote proporcional a su complexión física o que la Ministra de Defensa evite ir a la Pascua Militar vestida de Blancanieves. Para armar el guirigay da lo mismo que Esperanza Aguirre se ponga calcetines o que las ministras socialistas posen para Vogue, apoyando la moda y la industria española.
abch.JPGNo hemos aprendido nada, profesor. Fíjese cómo será, que las gargantas profundas de la misma guerra civil de siempre han llegado al paroxismo fariseo con la foto -magnífica foto, por cierto- sensual y divertida de la portavoz parlamentaria del PP, Soraya Sáez de Santamaría, en un suplemento dominical. La verdad es que ya se cansa uno de más lo mismo, porque se compara con países parecidos al nuestro, como Italia, y allí que la Ministra de Igualdad de Berlusconi haya posado desnuda antes de llegar al cargo es una mera anécdota sin importancia. Y lo de Francia es pura envidia: imagínese, profesor, que la esposa del Presidente aparece artísticamente desnuda -pero desnuda, que quede claro- en los medios de comunicación, y a los franceses lo más chirriante que se les ocurre es decir que ha salido muy guapa. ¿Qué le parece? Eso sí que es una democracia.
Ya le digo, querido profesor, estamos donde estábamos o más atrás. ¿Que se hizo de aquella libertad sin ira? Yo creía hace un cuarto de siglo que la democracia serviría de algo, pero no será así hasta que se entienda que democracia no es sólo una forma de gobierno, también es una manera de vivir. Y lo peor es que siempre pasa con las mujeres, porque los hombres siguen con su eterna sosería, anclados en el traje americano y las corbatas a veces imposibles. Pero no pasa nada con ellos, salvo, por supuesto, que se hagan fotos con una corona de espinas. Pero esa es otra historia…