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Vete fuera y serás grande

28.jpgAyer fui al dentista y en la sala de espera estuve hojeando las publicaciones pasadas de fecha que siempre hay en las consultas de los médicos (dicen que no ponen las actualizadas porque la gente se las lleva). El caso es que había una caterva de revistas y suplementos de periódicos canarios, y pude comprobar, una vez más, que en Canarias sólo se respeta a quienes salen fuera, da igual lo que hagan. Las portadas de estas publicaciones estaban ocupadas sin excepción por canarios y canarias ultramarinos. Los únicos personajes canarios domiciliados que aparecían de vez en cuando en una portada eran políticos (que se repiten) y caras mediáticas, siempre de la televisión.
Algunos de estos personajes merecen esas portadas, porque tienen un gran nivel en cualquier parte: una medallistas olímpica, un campeón de europa de fútbol, figuras reconocidas internacionalmente en distintos campos (Chirino, Blahnick, Suárez del Toro…) Pero la inmensa mayoría son simplemente flor de un día, o de mucho tiempo pero que sólo tienen relumbrón en Canarias precisamente porque viven lejos (eso de que triunfan está por ver). Luego hay aquí otras personas que incluso son mejores y que se parten la crisma trabajando y nadie les reconoce nada. Y esto pasa sobre todo en el mundo de la cultura.
El mensaje es bien claro: si quieres que te reconozcan en Canarias, vete fuera, y vienes a Canarias buscar subvenciones, a recibir galardones y a cobrar cachés. Ya lo decía mi abuela: «Entre todos la mataron y ella sola se murió».

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Los intangibles

18.JPGAhora queGoogle ha ganado el Príncipe de Asturias, puede explicarse por qué la crisis económica tiene su origen en la valoración falsa de los intangibles. Hace siglos que Adam Smith, Karl Marx y Malthus dejaron clara la diferencia entre valor y precio. Hasta ahora esta idea sólo era una bonita teoría que nadie aplicaba, porque en la práctica el precio era el valor de una cosa. Ahora, por fin, se han dado cuenta de que no es así, pero sólo tenía que preguntárselo a cualquier numismático, puesto que una moneda de cinco pesetas de la época de Isabel II cuesta en el mercado en torno a los 100 euros, y otra del mismo valor, de veinte años después (1869) ha llegado a cotizarse en 24.000 euros (sí, cuatro millones de pesetas). Son iguales, pesan lo mismo pero de la primera hay miles rodando por ahí y de la segunda sólo una pocas. Está claro que el valor es el mismo, pero el precio es muy diferente porque tiene el valor intangible de la escasez.
Eso siempre fue así, al escasear sube el precio, no el valor, pero lo que no se entiende es que suban los precios cuando hay abundancia de un producto. Eso ha sucedido con las viviendas, y los más viejos del lugar llevan años preguntándose cómo era posible que un piso twviera esos precios, cuando podían comprar todos los que quisieran. Esta valoración falsa de las cosas nos ha llevado al callejón en que estamos, y los portales de Internet son una prueba de ello, bendecidos por respaldos tan importantes como el Príncipe de Asturias. No estoy en contra de Internet, estamos precisamente en esa vía, sólo digo que las cosas valen lo que valen, no lo que se paga por ellas. Y han hecho bien en premiar a Google, porque otra cosa sería que le dieran el Nobel de Economía a Alan Greenspan, último responsable de todo este lío desde su asiento de Presidente de la Reserva Federal Norteamericana.

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Aniversarios

Es curioso ver la desigualdad con que son tratados distintos personajes o eventos por las instituciones y los medios de comunicación cuando se cumplen fechas redondas referidas a su nacimiento o su muerte.
ass.jpgEn las últimas décadas hemos tenido dos celebraciones anuales de Mozart, una por el nacimiento y otra por la muerte, un año en el que Federico García Lorca estuvo hasta en la sopa, celebraciones de Chaplin, Picasso o Neruda, y otro en el que a don Quijote sólo le faltó ser entrevistado por Iñaki Gabilondo. También nos atiborraron a celebraciones cuando la novela Cien años de soledad cumplió 40 años. Y en Canarias hemos tenido años recordatorios de Galdós, de Alonso Quesada y creo recordar que de Pedro García Cabrera.
Y sorprende que, cuando llegan centenarios o fechas parecidas de otras figuras de similar tamaño, pasen de puntillas y casi ni se note en los medios. Este año está ocurriendo con el centenario de la muerte del gran compositor Rimski-Kórsakov o con el cincuentenario del poeta Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel de Literatura, o del Papa Pío XII, el último antes del gran cambio que supuso el Concilio Vaticano II. Y poco suenan los centenarios cumplidos este año por Atahualpa Yupanqui, Simone de Beauvoir, Salvador Allende, Cartier-Bressons y una pléyade de actrices a cuál mejor: Carole Lombard, Bette Davis, Joan Crawford, Anna Magnani… A lo mejor también es cuestión de suerte.