Que aguanten otros los residuos nucleares
Vaya por delante que se echa en falta una política decidida encaminada ir aminorando la dependencia del petróleo y las centrales nucleares, pero también es verdad que vivimos en una sociedad exigente en servicios pero muy melindrosa cuando hay que arrimar el hombro. Queremos tener electricidad pero no que haya cerca una central sea del tipo que sea, porque nos molestan los humos o puede haber radiactividad; queremos estar comunicados por móvil en todas partes, pero no queremos una antena frente a nuestra casa; queremos que los delincuentes sean confinados para seguridad de todos, pero nos molesta una cárcel cerca; nos gusta estar comunicados pero no queremos que nos pongan al lado de un aeropuerto.
Y así pasa con todo. Pero creo que hay que elegir. Si derrochamos electricidad de alguna parte hay que sacarla; si queremos móviles bien comunicados tendrán que colocar antenas; si … Bueno, que queremos el beneficio pero no las servidumbres del bienestar. Es posible vivir de otra manera, pero tendremos que hacerlo entre todos, porque ya estoy cansado de que ecologistas de boquilla, con sandalias de piel bovina y pelliza con pelo de conejo, me den lecciones de amor a los animales, mientras se comen una chuleta asada en una barbacoa de carbón.
Está claro que el uranio enriquecido es letal si no se manipula con seguridad, pero no me tranquiliza mucho que no haya centrales nucleares en España cuando hay docenas en Francia y ya quieren instalarlas en el sur de Marruecos. Si hay un accidente, Los Pirineos y el Atlántico no nos van a proteger, porque la radiactividad no conoce las fronteras de los mapas. Pero, eso sí, que haya electricidad para la vitro, la tele, el ipod y el móvil, y que este tenga buena cobertura para poder convocar con mensajes manifestaciones anti-todo.