Hasta el gorro de la Gran Vía
Desde hace semanas nos vienen dando la murga con el centenario de la Gran Vía, una calle madrileña más. Por lo visto, un día de abril de 1910, Alfonso XIII puso la primera piedra de la calle con una piqueta de plata, y ahora la radio, la prensa escrita y la televisión han llenado horas y han producido ríos de tinta a vueltas con la dichosa calle.
Entiendo que Madrid es la capital de España, pero la Gran Vía, que es una calle muy popular de la ciudad, no deja de ser una calle más. Y tampoco es una calle ejemplar, porque las noches míticas del bar Chicote y la sala Pasapoga no eran precisamente un ejemplo. Si tuviéramos que celebrar aniversarios de calles no pararíamos, y me vienen a la memoria La Diagonal de Barcelona, Las Ramblas de Santa Cruz de Tenerife o la Avenida de Palafox en Zaragoza. Son cien años, pero ¿cuántos años tienen las calles Sierpes en Sevilla, La Marina en La Coruña, Triana en Las Palmas de Gran Canaria o La Estafeta en Pamplona?
Por eso, no acabo de entender la perreta que han cogido con la Gran Vía, que es conocida en toda España seguramente porque allí instaló sus estudios Radio Madrid y por ende la Cadena SER, o porque Federico Chueca le hizo una zarzuela. En resumidas cuentas, estoy hasta el gorro de la Gran Vía.