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¿Un mundo feliz?

Ha visitado España el científico Michio Kaku, que ha hablado de los avances que nos esperan en el futuro inmediato. Teniendo en cuenta que nuestro actual teléfono móvil es más potente que los ordenadores de la NASA que llevaron el hombre a La luna, todo es posible, según él, y viendo que algunas de las cosas son ya una realidad. Está claro que nos quieren controlar a través de la ultradesarrollada sociedad de la información, que es de ida y vuelta, porque sebemos de los demás pero también lo saben todo de nosotros.
_MG_6952.jpgYa existen gafas conectadas a Internet, y si hablamos de ropa inteligente, que controla la temperatura, el ritmo cardíaco y hasta avisa a la ambulancia automáticamente en caso de que nos dé un jamacuco, de chips por todos lados, hasta el punto de que podremos conocer la biografía de cada una de las personas con que nos crucemos en la calle en segundos, y por imaginar se habla de teletransportarnos y cosas por el estilo.
La verdad es que no estoy seguro de querer vivir en ese mundo orwelliano, aunque de algún modo ya habitamos en él, si pensamos en lo distinta que es la vida cotidiana actual en comparación a veinte años atrás, cuando nadie tenía orenadores, Internet o móvil. Para lo que no parecen querer encontrar solución es para el hambre, las desigualdades y la locura que están poniendo en peligro nuestra supervivencia como especie. Y Cuando hablan de lo potente y barata que es la energía derivada del hidrógeno, del agua del mar y otras formas no contaminantes, me entra la risa, porque ya se encargarán las multinacionales del petróleo de que eso nunca sea una realidad.

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Exhibicionismo cruel

En tiempos de crisis, cuando entre la realidad y la rumorología la gente anda temerosa de un cataclismo, resulta vergonzante airear millones de euros, que se manejan como si fuera calderilla. aperro.JPGPor una parte están los equipos de fútbol, que hacen fichajes multimillonarios, que contratan entrenadores que más parecen actores de cine con sueldos estratosféricos y encima dicen que son baratos. Por otra, las televisiones aventan los sueldos millonarios de sus estrellas y a la vez parecen empeñadas en mostrarnos grandes casas y mujeres ricas que compran bolsos de tres mil euros y vestidos de siete mil. Es una bofetada, como pasearse en Rolls-Royce por una poblado de chabolas. Entiendo que ese derroche genera movimiento de la economía, impuestos y puestos de trabajo, pero una cosa es que cada uno gaste según su nivel y otra cosa muy distinta ese exhibicionismo que es como un insulto a quienes lo están pasando muy mal. Eva Perón se cubría de joyas y vestidos caros cuando visitaba los barrios marginales, y cuando se le comentaba ella decía que los descamisados querían ver a una princesa benefactora, a una mujer inalcanzable. Según ella, se puede esperar mucho de alguien que tiene mucho, pero si apareciera como una más entre la gente, nadie creería que puede recibir ayuda de ella. Es una forma de verlo, pero ni los grandes clubs de fútbol ni esos ricos que muestran sus mansiones y sus yates pretenden que se crea en ellos. Esa es la diferencia. (Por si ha quedado confuso, tampoco creo yo en salvadores como Eva Perón).

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Esa manera de hablar de los curas

Siempre me ha parecido que todos los curas tienen una manera parecida de hablar. De eso debió darse duenta también el dúo de humoristas Martes y Trece, que hacían una parodia de un cura con hablar muy suave y contenido. No sé si en los seminarios hay clases de una determinada escuela de oratoria, el caso es que los clérigos tienen todos ese mismo acento inalterable que invita a dormir.
alkhg.jpgDa igual que sea un párroco, un arzobispo o un cardenal, y también importa poco que sea español o latinoamericano, e incluso cuando hablan otras lenguas. A lo mejor es un tic que se les pega del uso continuado del latín. Cualquier clérigo, sea el portavoz de la Conferencia Episcopal, el Cardenal Cañizares, Rouco Varela, Blázquez o el oficiante de cualquier parroquia, tiene ese mismo tono. Es verdad que los pijos hablan igual en todas partes, y también los fumatas trasnochados y otros grupos, que da lo mismo Vallecas que el Carmel o cualquier suburbio canario. Hasta los Papas hablan igual. Tengo memoria de las voces y los discursos de media docena de pontífices, y el acento y hasta el timbre son muy parecidos. Incluso cuando el Papa es alemán o polaco, aunque arrastra un poco, al final tiene el mismo tono cansino de los Papas italianos. Y no es una crítica, es una curiosidad: ¿por qué todos los sacerdotes del clero regular hablan así? Fíjense que eso no ocurre con jesuitas o dominicos, que hablan normal cada cual con su personalidad, y no tienen ese cariz monorrítmico de los curas, que me recuerda al de los hipnotizadores que salen en las películas (nunca he visto una sesión de hipnosis al natural).