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La memoria de los heterodoxos

El periodismo es una noble profesión, que se ennoblece aún más cuando quienes la ejercen traspasan la línea de lo esperable y se convierten en referentes de opinión, incluso cuando no se está de acuerdo con ellos. Tres de esas figuras, que fueron luminarias en el periodismo canario, nos han dejado en los últimos años. Me refiero a Chela, Rafael Morales y Salvador Sagaseta, heterodoxos donde los haya y escritores de pensamiento y creación más allá de la página volandera de un periódico.
aperiodissss.JPGY no sé por qué me acuerdo hoy de ellos; será porque es tiempo de Navidad, porque se echa de menos el rigor, la ironía o el desparpajo que derrochaban, cada uno en su estilo, porque… Por lo que sea, es bueno acordarse de quienes han puesto mojones en nuestra sociedad, notarios hasta sin quererlo de una realidad majadera. Fueron maestros sin proponérselo, y dejaron un camino abierto como el que se dibuja en los ríos invernales detrás de un rompehielos. Pero no hay que alejarse mucho de su estela porque el río tiende a helarse de nuevo. Sí, es por eso que hoy los recuerdo, y porque ya sabemos que mientras alguien se acuerde de nosotros no moriremos del todo. Y porque fueron mis amigos.

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Si fuera verdad

No está confirmado, pero parece ser que la crisis ya es agua pasada. Ha dicho el Presidente del Banco Mundial que haciendo no se qué operación las economías estatales castigadas en los últimos tres años quedarían boyantes. la_mejor_inocentada_2008__thumb[1].jpgEsto quiere decir que, con carácter de urgencia, se va a aprobar en el Parlamento una ley adicional a la de Presupuestos Generales del Estado en la que se suben todas las pensiones, se restaura el 5% a los funcionarios (incluso devolviendo lo restado desde junio), se mantiene el cheque-bebé y dejan a Gallardón que pida más préstamos a los bancos. Esto viene muy bien para los más pobres y las clases medias, porque también ha dicho el Banco Mundial que hay que poner topes a los salarios máximos de políticos, altos ejecutivos y consejeros de grandes corporaciones, de manera que nunca puedan superar en el total de percepciones más de cinco veces el salario mínimo (unos 3.000 euros mensuales). Los ingresos netos de los cantantes, futbolistas, estrellas de la televisión y demás facturadores multimillonarios no podrá superar el millón de euros anuales, y así se abaratarán las entradas a espectáculos y la publicidad y redundará en el precio de las cosas. Aznar ha dicho que esto es el fin del libre comercio, se ha mesado los cabellos y ha tenido que dejar su empresa porque es incompatible con el Consejo de Estado, donde cobrará «solamente» 42.000 euros anuales brutos. Es la solución justa que hemos estado pidiendo…
Sería bonito ¿verdad? Lo malo es que hoy es Día de los Inocentes.

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Premio, medallas, diplomas

A unos les dan la flor de no sé qué; a otros la medalla de nosecuántos, el premio de tal o cual, el Oscar, el Globo, el Oso o la Espiga, la orden de la cacharrería o el guante, la bota o el balón de oro. Todos son personajes famosos en lo suyo y más allá, generalmente bien cubiertos y sin necesidad de más trastos que no saben dónde guardar. essspum.JPGHace unos días le robaron al tenista retirado Peter Sampras un montón de copas y medallas, que tenía guadadas en un almacén de Los Angeles porque en su casa no le cabían, o le molestaban. Por lo visto, obtener uno de esos trofeos o reconocimientos no vale tanto en sí mismo como que te lo den a ti y no a otro. Y luego viene la consiguiente pregunta: ¿Es que ya no se hacen las cosas por el mero placer de hacerlas? Todo tiene que venir corroborado con un premio, una medalla o un galardón que nada añade a lo que se ha hecho, pero, claro, no se trata de tenerlo, sino de que no lo tenga el otro. Luego los guardan en el trastero o un almacén, porque ya son chatarra. ¿Que habrá hecho Jack Nicholson con sus estatuillas de los Oscars, Federer con sus copas o Vargas Llosa con las medallas y los pergaminos que lo acreditan como ganador de incontables premios? Alguien me decía que a los ganadores de Roland Garrós y Wimbledon les dan una copa muy celebrada y a los finalistas una bandeja, que recogen a regañadientes y por lo visto pocos guardan porque esa bandeja es la constancia material de que perdieron la final. Vanidad, espuma, burbujas y no otra cosa. Hacer bien algo ya debería ser suficiente satisfacción.