El gran debate nacional
Siempre nos habían dicho que los dirigentes solían poner cortinas de humo delante de los ciudadanos, para que se entretuvieran en lo accesorio y no dieran la tabarra con lo importante. Decían los rojetes que el fútbol era el opio del pueblo en tiempos del franquismo, pero 35 años después está más presente que nunca: Liga, Copa, Champion y Eurocopa a todas horas. El fútbol fue una vergüenza intelectual hasta que se supo que Serrat y Vázquez-Montalbán eran culés y Joaquín Sabina un sufridor del Atlético de Madrid. Por lo tanto, el fútbol por lo visto ya no sirve, porque seguramente será considerado asunto vital, y hay que poner otros temas para distraer. Llevamos más de dos meses debatiendo en los medios, las cafeterías y la calle la nueva Ley del Tabaco, y cuando empieza a agotarse la alegría de unos y el cabreo de otros, nos dicen que hay que bajar la velocidad a 110 en las autovías y autopistas; nuevo gran debate, que inmediatamente es aderezado con otra medida, la de reducir al 50% el gasto en alumbrado en estas vías. Con esto el personal puede ir moliendo una temporadita, hasta que se les ocurra otra gran medida-estrella. Mientras tanto, las cajas de ahorro que son de todos acabarán siendo de unos pocos, y en la Sanidad pública seguirán recetando aspirinas contra el resfriado aunque luego se lo gasten doblado en neumonías y subirán la gasolina con la disculpa de lo de Libia, que aporta un irrelevante 3% de petróleo a la UE. Pero, oiga, lo de los 110 kilómetros por hora sí que es un debate digno de Voltaire.