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Miedo a que sepan y miedo a saber

Dicen algunos psicólogos que los seres humanos tienden siempre a ocultar lo más íntimo, incluso quienes se desnudan en público. Me refiero a esa intimidad que no está en la piel, y es por eso que las personas se ponen muy nerviosas cuando acuden a la consulta de un dentista o de un ginecólogo, porque es como si fueran a permitir que alguien descubra cosas que ni ellos mismos conocen.
resmag[1].jpgSuele suceder también cuando la gente se hace análisis de sangre, y no es miedo al pinchazo, sino a lo que pueden descubrir a través de su sangre. También es miedo a saber algo que tal vez preferirían ignorar. Y esto sucede también cuando alguien entra en el tubo en el que se realizan las resonancias magnéticas. Muchas veces es claustrofobia lo que agobia al paciente, pero otras es ese miedo inconsciente a que se descubra algo que probablemente no le guste.
Y no es claustrofobia en muchas ocasiones porque sucede que la persona que entra en la máquina trabaja en espacios muy cerrados, es un deportista que explora recónditas grutas submarinas o se mete a resolver un problema técnico en tubos aún más estrechos que los de la resonancia. Es el miedo a que sepan y sobre todo el miedo a saber.

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La misma fábula otra vez

Parece que nunca pasa de actualidad la fábula de nuestro paisano Tomás de Iriarte en la que dos conejos discuten si los perros que los persiguen son galgos o podencos. Pues en esas seguimos, con el Senado casi en bloqueo institucional conejos.jpgy mientras discutiendo si fue primero el huevo o la gallina. No es la primera vez que lo digo, pero pocas veces se hace tan necesario un gobierno de concentración como en la actual coyuntura, y esto vale para España y para Canarias.
Pero no. Ahí siguen discutiendo sandeces, aparcando iniciativas y dejándolo todo al albur de una posible victoria electoral en los próximos comicios, sean cuando sean. Lo más triste es que eso nada va a solucionar, porque, gane quien gane, se invierta o no los equilibrios de poder, por lo visto estamos condenados a no tener oposición constructiva ni gobierno que propicie que todos arrimen el hombro.
Galgos o podencos, qué más da. Al final de la fábula, mientras los conejos discutían algo tan superficial, lo perros los atraparon. Fin de la historia. Pregunta con moraleja: ¿Cuándo vamos a tener unos políticos -y políticas- que nos hagan sentir seguros y orgullosos de ellos como en aquella rareza histórica que fue la Transición?

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Hacia la paz por la sonrisa

images[2].jpgDespués de tanta representación del dolor, de que la lluvia haya fastidiado el puente a más de uno y de dos, y hasta de ese via crucis que parecen haber representado los nuevos ministros de Zapatero, creo que en este sábado lo mejor es buscar la paz a través de una sonrisa. Podríamos recordar a Mari Trini, pero también con una sonrisa, porque ella siempre fue una mujer libre.
Uno puede buscar la sonrisa releyendo a Boris Vian, escuchando con nostalgia la yenka primigenia o de cualquier otro modo, aunque yo creo que la mejor fuente de risa es el humor puro y duro, sea de Les Luthiers en distintos gags, de Luis de Funes en la inolvidable persecución de Fantomas y siempre la ternura de Charlot. La sonsrisa es la mejor manera de estar en paz.