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El mar

Vivir en una isla es una manera especial de vivir. Y al decir una isla, me refiero a una isla pequeña, con limitaciones de espacio y la inmensidad del mar presidiéndolo todo. Para los efectos, Gran Bretaña, Irlanda, Cuba, Nueva Guinea o Madagascar no son islas. Son tan grandes que es como si se habitara un continente.
Nosotros vivimos en islas-islas. Que crecen con la bajamar y se apiñan cuando la pleamar nos empuja hacia adentro. Y casi nunca nos percatamos de que el mar está ahí, para bien y para mal. Salvo un porcentaje muy pequeño de la población que sí es consciente de esto, la gran mayoría de los canarios ignoramos nuestra condición marítima.
DSCN2419.JPGEl verano nos abre más hacia el mar, aunque casi siempre controlamos las mareas para concretar la hora del baño. Por alguna razón que desconozco, a la mayoría de la gente le gusta más la marea baja, seguramente porque hay más espacio y porque el océano nos enseña algunos de sus secretos, sobre todos en las grandes mareas como las que ha habido estos días.
DSCN2428.JPGEl mar se me impone como una entidad a la que hay que amar, temer y sobre todo respetar, igual que el desierto, aunque el mar es menos humano. El desierto siempre protege a quienes lo aman y lo conocen; el mar puede dar un zarpazo siempre, da igual cuanto lo ames o lo conozcas. Y está ahí, rodeando la isla, haciendo de carcelero y de autopista hacia el mundo. Pero no le perdamos el respeto, es imprevisible.

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Esperando la gripe

Todos los otoños suele venir la gripe, pero este año lo ha hecho en primavera y sigue sumando en verano. El temor es que en septiembre se incrementen los contagios con la llegada del tiempo frío, como está sucediendo en Argentina actualmente, porque es el hemisferio Sur y allí ahora es invierno.
gripe.JPGSalvo en los casos en que ha habido fallecimientos, estamos pasando casi de puntillas sobre el tema, hablamos poco de ello a la hora del cortado y esperamos inermes a que quienes tienen la responsabilidad de prevenir lo estén haciendo. Luego uno se entera que hay una marca que tiene adjudicada la fabricación de las vacunas, y se pregunta por qué una sola, cuando uno de los problemas es que no da abasto y puede que lleguen tarde. En este tipo de sociedad, hasta la línea que separa la vida de la muerte, se resuelve con dinero.
Y no nos paramos a pensar que, si se hace realidad que la tercera parte de la población puede verse afectada por el virus, aunque sea de forma benigna, en un momento dado puede estar enferma el 10% de la gente, que en Canarias serían 200.000 personas. Puede que incluso el porcentaje sea mayor, y la segunda pregunta es si hay en este planeta algún sistema sanitario que pueda aguantar eso. Yo creo que no, y como tampoco tengo la solución, tengo la esperanza de que el virus no mute en otro engendro más dañino. Si en España tocan 8.000 muertos, en Santa Cruz-La Laguna y Las Palmas de Gran Canaria 100 en cada caso, y en el resto de Canarias otros tantos hasta hacer 400 en total, Y ahora hay que pensar cuántos muertos por distrito, por barrio… ¿Y en mi calle? Es que los políticos hablan de parados y hasta de muertos como el que cuenta ovejitas para dormir.

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Hay que ser patriotas

Veo que me están haciendo caso y volvemos a ser los segundones que fuimos siempre. Es que estábamos cabreando a mucha gente. Hace unos meses, en este mismo espacio advertía:

«Primero van lo del baloncesto y se proclaman campeones del Mundo, con el mosqueo consiguiente de Estados Unidos. Luego va Fernando Alonso y jubila a Michael Schumacher. La cosa no termina ahí, Rafa Nadal arrasa en todas partes, le toca las narices a los franceses haciéndose fijo en Roland Garrós, gana Wimbledon y le quita el número uno a Federer, que es el niño bonito de franceses e ingleses a pesar de ser suizo, o por eso mismo. Ya teníamos cabreado a medio mundo y viene la guinda, lo imposible: la selección española de fútbol gana la Eurocopa y deja a Alemania (¡Alemania, Dios santo!) compuesta y sin título. Esto va mal, porque si hace dos años Pereiro ganó el Tour de Francia, el año pasado lo hizo Alberto Contador -que este año mosqueó también a los italianos birlándoles del Giro-, ahora va Sastre y remacha un tercer Tour español. Es que así no va a querernos nadie…»

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El Barça parece que no me oyó y se coronó triple campeón, y Forlán, que juega en el Atlético de Madrid, se hace con la bota de oro por segundo año consecutivo. Esto parecía que no iba a parar y nos estábamos quedando solos, porque encima el Real Madrid de Florentino se refuerza a más no poder y Sergio García, el golfista, va hacia arriba, Pau Gasol gana el anillo de Oro con los Lakers y arrasan los de hokey sobre patines, las nadadoras, los de Windsurfing, los de… ¡Un desastre!
Menos mal que ha intervenido Zapatero y se ha hecho amigo de Obama. Por eso se siguieron las instrucciones, España perdió la semifinal de la Copa Federaciones ante Estados Unidos y dejamos que ganara el de toda la vida, Brasil; Nadal ha tomado nota y se hizo a un lado en Roland Garrós y en Wimbledon ni siquiera participó, para que Federer, también el de siempre, pudiese ganar en París y Londres y volviese al número uno. Pero sigue dando la lata este Alberto Contador y el muy irresponsable trata de impedir que Lance Amstrong vuelva a ganar el Tour. No se da cuenta de los esfuerzos que hace el Presidente. Qué incomprensión. Que tome ejemplo de Soraya, una patriota que por España fue capaz de quedar penúltima en Eurovisión.