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Corrupción

Cuando un juez exige una fianza de tres millones de euros es porque sabe que el acusado los tiene o tiene la capacidad de conseguirlos. ¡Tres millones de euros, quinientos millones de pesetas! El solo hecho de hablar de estas cantidades implica una sospecha de corrupción clara, porque esas cantidades no las manejan ni siquiera los grandes empresario, que pueden tener mucho más, pero no en billetes contantes y sonantes. Habría que poner en venta parte del patrimonio, y eso no se hace en pocas horas. Es decir, esas cantidades líquidas en poder al alguien casi lo delata como culpable, porque si revisas su historia personal en toda su vida no ha facturado ni la mitad en dinero limpio.
acorrupcion.JPGY es que la voracidad de los corruptos no tiene límites. Han realizado verdaderos saqueos de las arcas públicas y aledaños. Se habla de presupuestos de 50 millones (de euros) que saltan a cien y no pasa nada, y luego está el sistema judicial que es muy lento y que a veces me pregunto si sigue tan poco dotado porque a los políticos no les interesa una justicia eficaz. Veo los salarios de los políticos, que son altos, y luego veo su forma de vida. No cuadra casi nunca, porque si hacen cuentas verán que por muchas dietas y privilegios que tengan su forma de vivir y su patrimonio es mucho más espléndido. Y no entiendo por qué no se investigan esos signos externos de riqueza que vemos todos los día y hasta sospechamos de dónde salen.

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Las modas literarias

acascada.JPGA estas alturas, ya no sabemos si la literatura es un arte o una moda, porque tenía entendido que el arte es algo que va más allá de la realidad, y nada hay más real que la moda. En siglo pasados, especialmente en el XIX, entre los escritores abundaban los aventureros románticos que se embarcaban en grandes aventuras, fueran de exploración, fueran políticas, o de cualquier otra clase. Muchas obras literarias son el resultado de experiencias personales, como La Araucana de Ercilla, y son bien conocidos los episodios guerreros de Cervantes, Lord Byron, Melville o Espronceda. Otros, como Larra, optaban por pegarse un tiro.
En el siglo XX los escritores empezaron en la bohemia y luego mezclaron esta con la aventura, como Hemigway y Orwel. Luego se hicieron una especie de académicos, muy ligados a lo universitario y subidos a la rama de la intelectualidad. Ahora se empiezan a poner de moda los escritores autodidactas y machacados por la vida, que un día escriben una novela y triunfan. Son los casos del norteamericano Chuck Palahniuk, mecánico y autor de El club de la lucha, o el chileno Hernán Rivera, que fue minero durante treinta años en el desierto de Atacama y ahora acaba de ganar el Premio Alfaguara. Por lo tanto, como la novela histórica, una moda.

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La ciencia, esa desconocida

El conocimiento humano es muy pequeño. Sabemos muy poco de nuestro universo, de nuestro planeta e incluso de nosotros mismos. Pero algo sabemos, porque la curiosidad es el motor de la ciencia y la investigación científica. No estoy de acuerdo con quieres achacan a la ciencia todas las desgracias humanas, y sólo tenemos que ver cómo ha crecido la esperanza de vida, el bienestar y la comodidad en la vida cotidiana.
aciencia.JPGEn estos días se ha batido un récord científico con el acelerador de partículas. Eso nos suena a chino, pero lo mismo nos sonaría la composición de la electricidad y vivimos cada día conectados a docenas de mecanismos que sin la electricidad no podrían funcionar. Es verdad que la investigación científica conduce a veces a bombas e ingenios destructivos, pero también salva vidas y hace que el mundo funcione. Sin la ciencia, seguiríamos en la Edad de Piedra, o antes, porque hacer un hacha de sílex también es fruto de la investigación.
De manera que la ciencia es como el destornillador, que bien utilizados tienen una utilidad, pero en manos de desaprensivos se puede convertir en algo destructivo. La idea clásica del hombre total, rescatada en el Renacimiento es buena, aunque en nuestro mundo, la amplitud de los conocimientos es tanta que es necesaria la especialización. Y aún así seguimos sabiendo muy poco.