Nuestra flaca memoria del clima

aaIMG_3037.JPGPongo por delante que lo del cambio climático es un hecho indiscutible, pero también es cierto que hay elementos que, aunque parezcan nuevos, son normales porque forman parte de ciclos largos. La memoria es infiel en la mayoría de la gente, y se nota sobre todo a principios de febrero y al entrar septiembre. En pleno invierno, sopla el alisio del nordeste, trae humedad y, aunque el termómetro marque 18 grados en la costa, hace un frío que pela. En septiembre, el sol se suelta el pelo y la humedad hace que, aunque el termómetro no suba demasiado, se tenga la sensación de un pegajoso calor insoportable. Y siempre pasa igual, la gente comenta que no recuerda un invierno más frío, un verano más caluroso o un clima más cambiante. Este año la panza de burro va y viene y pone en boca de los inconformistas aquello de que el tiempo ya no es lo que era. Pero eso también es normal porque incuso ha habido años sin panza de burro, y otros en los que se alarga hasta finales de septiembre, y vuelve a comenzar un ciclo largo. Ha sido así siempre, hay algunas semanas muy calurosas en septiembre y octubre, y no pasa nada. La memoria suele jugarnos malas pasadas con la temperie, pero yo, como decía aquel campesino al atardecer de un día muy caluroso, temo el calor que va a hacer mañana, porque el de hoy ya pasó. Además, ahora está Las Canteras y en febrero la bufanda.

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