El viernes por la noche estuve sentado junto a Alexis Ravelo, presentando su más reciente novela, La última tumba, que fue Premio Getafe de Novela Negra, uno de los más importantes que hay en España. Hablamos de novelas de género y de novela sin apellidos, y cuando uso el plural es porque el público fue una parte fundamental del acto. El esquema de toda la vida para presentar libros hace crisis, unas personas que leen unos folios interminables sobre una novela que la mayor parte de los asistentes no ha leído. El público empieza removerse en la silla y los predicadores continúan su cansina lectura contra viento y marea hasta que se aburren hasta las sillas.
El viernes no fue así, porque muchos conocían la novela y las anteriores de Alexis Ravelo, y así los actos se dinamizan solos. También está reciente en los escaparates de las librerías otra novela de Alexis, La estrategia del pequinés, y allí se habló de ambas y también de Los día de mercurio, una obra suya de hace varios años que tiene una pegada tremenda. La última tumba es una novela negra con la mayor parte de sus ingredientes, pero tiene otros que se cuelan y que son los que le dan profundidad al texto. Me refiero al tratamiento de la venganza obsesiva por encima de la valoración de la propia vida, que determina un territorio inquietante que nos lleva a una serie de preguntas a cual más aterradora: ¿Es la venganza una forma de justicia? ¿Cuál es la línea que las separa? ¿Es legítimo hacer pagar a los culpables por algo que hicieron pero han salido indemnes, con el agravante de que condenan a un inocente ? ¿Eso es justicia o venganza? Teniendo en cuenta que en Gran Canaria no hay prácticas mafiosas, la política es absolutamente limpia y transparente, el poder y la influencia de las clases adineradas no los hace inmunes a la acción de la justicia, los dirigentes trabajan por el interés general y no existe mediatización alguna por parte de los poderes fácticos, hay que convenir que Alexis Ravelo se lo ha inventado todo, y la novela La última tumba, además de negra, es pura fantasía. O no.
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