Da escalofríos pensar en una situación como la que ahora se vive en Puerto Príncipe. Una ciudad fantasma, derruida, donde la muerte, el hambre y el pillaje se han adueñado de todo. Hagan abstracción de lo que es estar en una ciudad simplemente sin alumbrado. Cuando en alguna ocasión, por un temporal o una avería, se va la luz en nuestro barrio durante un par de horas y es de noche, da terror. Ir por la calle es caminar a tientas, y la única luz es la que aportan los coches que pasan. En Puerto Príncipe ni siquiera pasan coches.
Me imagino el caos en el aeropuerto, en el que miles de personas quieren salir aunque sea de paquete en los aviones que llegan con una ayuda muy difícil de distribuir porque no hay gasolina, no hay carreteras, no hay nada. Los soldados van llegando y lo siguiente será la aplicación de la ley marcial, disparar a todo aquel que se encuentre saqueando, pillando, violando, porque en estas situaciones sale lo mejor y lo peor del ser humano.
Los haitianos no tienen que imaginarse cómo será el apocalipsis, ya lo están viviendo, entre el hedor de los cuerpos en descomposición y la impotencia ante lo que se les viene encima, que es todo. Aunque sea en cabeza ajena, esto debiera servirnos de lección para saber que nuestra vida tranquila y llena de cosas que no valoramos pende de un hilo. Todo puede irse al garete en un instante, y ahora mismo sólo puedo pensar en el privilegio que es estar vivo, abrir un grifo y que salga agua potable, tener una manta con la que protegerse y un sencillo plato de comida. En momentos como este hay que aprender a valorar la vida cotidiana, y pensar solidariamente en quienes sufren de esa manera tan brutal. Y el pensamiento solidario tiene que ir acompañado de los actos. Es ahora cuando tenemos que dar la talla para que un pueblo destrozado pueda ir recuperando la vida, y lo que es más importante, la esperanza.
***
Enlaces sobre Haití:
Enlace 1
Enlace 2
Enlace 3
3 opiniones en “Haití, del apocalipsis a la esperanza”
Deja un comentario
El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.
En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.
El alma se me encoge cada vez que veo una sacudida de la Naturaleza de estas características, y cuando la sufre un lugar pobre, más. A continuación siempre viene la comparación entre lugares pobres y ricos. En Japón no terminan las cosas así, decimos. Al final llega la hora de la solidaridad, la ayuda internacional, todo muy cierto. Pero ahora yo reflexiono.
Si permanentemente estamos echando la culpa a los líderes mundiales de las injusticias sociales, del hambre, el terrorismo, las desigualdades, las hipocrecías de los dicursos, el cinismo de los aspavientos solidarios… Si además comprobamos la veracidad de la acusación… Si, en fin, desde Alaska hasta Australia, pasando por delante y por detrás todo el planeta, no vemos un sólo líder que valga la pena y no sea responsable de pobreza como la Haití…
¿Por qué yo debo ahora sentirme responsable de la pobreza del mundo? ¿Cómo es que muchos de los que opinan se perminten acusarme, siendo un simple mileurista del tres al cuarto y pobre diablo, de pasarme la vida en un continuo «Dolce far niente»? Ha ocurrido una terrible desgracia en un lugar de la Tierra. ¿Y si hubiera pasado aquí, se dice? Pues aquí llevo toda mi vida laboral pagando gran parte de lo que gano para que, aparte de vivir como marajás, haya (i)responsables encargados de que mi país garantice la supervivencia del modo de vida que tenemos.
Me siento solidario; colaboro. ¿Responsable? No lo creo, a mí nadie me ha regalado nada de lo poco que tengo. ¿Culpable? Busquen en algunos lugares donde ateos anticlericales se ponen a rezar hipócritamente para besar culos premiados por hacer guerras que sólo dejan de verse en algún lugar escandinavo. Y no en mi humilde persona.
http://www.youtube.com/watch?v=FRAPDBq47JM
Dios (Pedro Guerra)
Solo creo que cuando el mundo sufre una desgracia nos afecta a todos, el desequilibrio entre Paises Pobres y ricos es nuestra resposabilidad. Hay que luchar contra eso. No en un momento puntual, hay otras maneras de seguir en la lucha para que estemos todos mejor. Se puede ser cooperante, miembro de la Cruz Roja, Caritas, no te pagan , es voluntario porque funciona con el voluntariado, pero te aseguro que con dos horas a la semna, o lo que quieras tu punto de vista puede cambiar.