La avaricia del fútbol

La fiscalidad española es compleja y por ello puede incluso parecer injusta. Parece lógico que pague más quien más percibe, pero en ocasiones no es así, y la crisis ha levantado la liebre de los recovecos que tiene nuestra fiscalidad. Hemos sabido que hay depósitos de alta rentabilidad y baja fiscalidad para grandes sumas de dinero, y que los extranjeros que ganan cifras enormes sólo tributan el 24%, cuando un profesional que obtiene ingresos mucho menores puede pagar el 44%. Dicho así es injusto. Pero hay competitividad en todo y los estados ofrecen bicocas fiscales para que vengan figuras que den imagen y que a la postre generan beneficios para todos. En lo de los depósitos de las grandes fortunas supongo que interviene el miedo a que ese dinero vuele hacia paraísos fiscales, con la consiguiente descapitalización del país. De manera que, si bien es cierto que todo esto es injusto y agraviante para el currante medio que tributa sin chistar, la presión de la avaricia de los pudientes hace que los estados obren con cautela para evitar que en lugar de tributar poco tributen nada porque no vienen o porque se llevan el dinero a otro país. Es una perversión más del capitalismo.
zlpf.JPGPero lo que resulta impresentable, a pesar de todos los paños calientes que se quiera, es lo de las estrellas futbolísticas, y si bien un científico o un artista pueden generar beneficios colectivos no veo qué aportan a la comunidad Cristiano Ronaldo y compañía. La liga Profesional se rasga las vestiduras y amenaza con parar las competiciones porque esto supondría que tendrían que pagar 100 millones más al año. Y si se preguntan por qué tienen que pagar los equipos les diré que es debido a los contratos estúpidos que firman, en los que a un futbolista se le pagan 3, 5 o 10 millones anuales libres de impuestos; es decir, el club paga a Hacienda lo que corresponde a esas cantidades, y si ahora sube la fiscalidad, los equipos pagan porque el futbolista esgrimirá su contrato que le garantiza una cantidad libre de impuestos. La ministra ha tenido que salir al paso y decir que los contratos en vigor se mantendrán igual durante 5 años, porque la LPF aduce que no se pueden cambiar las reglas durante el partido. ¿Qué partido? ¿No se han cambiado para todos los ciudadanos? El negocio del fútbol es sonrojante, y más cuando sabemos que en este momento la deuda de los equipos de fútbol con Hacienda y la Seguridad Social es de más de 600 millones. Si eso pasa con una empresita le cae un embargo, pero los señoritos que dicen que se cansan por jugar tres partidos a la semana siempre obtienen aplazamientos y quien sabe si olvidos. Luego argumentan que los futbolistas multimillonarios son unos pocos, y que hay muchos profesionales en segunda e incluso en primera con sueldos terrenales. Es cierto, y a esos se les aplica la ley corriente, porque no son extranjeros, y si lo son sólo les cae la nueva fiscalidad si ganan más de 600.000 euros al año, que por muy corta que sea la carrera de un futbolista es 15 veces el salario de un eminente catedrático. Sobran los comentarios.
(También habría que hablar un día de los millonarios artistas predicadores y deportistas de élite españoles que tienen su residencia fiscal en Andorra, Mónaco y por ahí, y luego no se les cae la cara de vergüenza para darnos lecciones de solidaridad. Pero eso otro día)

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