Ah, sí, Día del Libro

 

Como andamos por las inmediaciones del 23 de abril, se supone que toca hablar del Día del Libro, y se me ocurren algunos senderos que finalmente conducen todos a la conclusión de que la realidad tampoco es para tirar voladores.

 

 

Desde hace unos años también es Día de los Derechos de autor. Reivindico a quienes escriben, que durante siglos han mantenido encendida la luz del pensamiento y del idioma. A nadie se le ocurre que no cobre el que vende el papel, el impresor o el librero, porque es su medio de vida, pero se echan manos a la cabeza cuando quiere cobrar quien escribió el libro. Y he oído muchas veces frases que vienen a demostrar el poco aprecio que se tiene por la cultura, poco menos que hacen un favor al escritor cuando lo leen. No hagan favores a los escritores, lean lo que les plazca, pero no debe olvidarse que eso lo escribió alguien y a él o ella se le debe. Ya dijo Machado: «Al cabo nada os debo, me debéis cuanto escribo».

 

 

En teoría, la literatura escrita en Canarias debiera estar saltando de regocijo, porque en la primera mitad de cada año hay tres celebraciones que tendrían que ponerla en el ojo del huracán y en los escaparates de las librerías. Cada 21 de febrero se celebra el Día de las Letras Canarias, una fecha que se puso ahí hace ya unos años porque es el aniversario de la muerte de Viera y Clavijo, para hacer visible lo que se escribe en Canarias. Luego viene el 23 de abril, el Día del Libro, por aquello de aniversario de la muerte de Shakespeare y Cervantes, el día que debe relumbrar nuestra lengua y se entrega el premio máximo del español que lleva el nombre de don Miguel, y que en Canarias se limita a una firma apresurada de libros de algunos escritores. Finalmente, de ahora hasta junio, las ferias del libro. No será por falta de fiestas oficiales dedicadas al libro.

 

Una fecha como el 23 de abril no sé si pasa con pena, pero sí estoy seguro de que transcurre sin gloria. En realidad, no ocurre, no tiene lugar, no sucede, no se da, no acaece, no sobreviene… (no sigo porque me da pereza levantarme a mirar del diccionario de sinónimos). El Día del Libro, como el anterior de Las Letras Canarias y los que siguen de las Ferias del Libro pasan sin existir, atravesando un bosque de indiferencia general de los responsables públicos, libreros empeñados en colocar torres de historias de vampiros o de conspiraciones masónicas y un sentir colectivo de mirar a quien escribe como un caradura mendicante que molesta.

 

Es lógico, ninguna de las personas que escribe en esta tierra ha marcado goles en el Mundial o en la Eurocopa, no canta en un grupo musical eurovisivo ni presenta un espantoso programa de telebasura. Es que la gente que escribe en Canarias ni siquiera se toma la molestia de apuntarse al casting de Supervivientes, y así no hay manera.

 

Tal es la atonía y el desinterés, que en una pasada edición de la Feria del Libro este periódico pidió a siete libreros que exponían en el parque de San Telmo que recomendasen siete libros cada uno. Es evidente que hubo coincidencias en algunos títulos de moda, pero de las cuarenta y nueve posibles respuestas hubo ¡solo una! que recomendaba un libro escrito en Canarias, y era Faycán, de Víctor Doreste, un clásico, nada de un escritor vivo. A la conclusión que se puede llegar inmediatamente es que en Canarias no hay escritores vivos, que el último poeta del que se tiene noticia es Andrés Sánchez Robayna, y que después de los narradores de los años setenta hay 40 años de silencio narrativo absoluto.

 

Por lo tanto, he descubierto que en Canarias hay mujeres y hombres que aún respiran y escriben. Si queremos crecer colectivamente debemos apostar por nuestra literatura, la clásica y la actual, porque es fundamental para el avance de Canarias como sociedad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *



El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.

En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.