Carmen Mola, ¡Aquí se juega!

 

Hay una escena en la película Casablanca en la que el Comisario Renault se ve obligado a actuar en el café de Rick, y va gritando a sus policías que cierren el local porque allí se juega, mientras el croupier le da disimuladamente su comisión en las ganancias de la ruleta. Algo así ha sucedido en el Premio Planeta, en el que ha ganado el exitoso nombre de Carmen Mola, que ha resultado ser un seudónimo de tres caballeros, cuyo nombre no recuerdo ni quiero esforzarme en buscarlos, que podría.

 

 

¿Queda por ahí alguien que crea que,  en esos grandes premios millonarios, hay una comisión lectora que lee los tropecientos manuscritos, enviados por gente honesta que cree que valorarán su trabajo, y que piensa, en su ingenuidad mezclada de ilusión, que si es el que más gusta, le darán el galardón? Debe ser que sí quedan personas que creen en los Reyes Magos.  Es mercado puro y duro, porque incluso no se esconden los propios  galardonados. Hace unos años, el filósofo Fernando Sabater quedó finalista del Planeta con una novela sobre Voltaire cuyo ganador fue Vargas Llosa. En una entrevista, decía que había pasado un verano muy divertido mientras escribía la novela. Es decir, la novela había sido escrita en verano, cuando las bases del premio dicen que hay de plazo para presentar un trabajo hasta el 15 de junio.  Blanco y en botella, zotal.

 

Por eso no me rasgo las vestiduras por unos tipos que creen que hacen gracia y que, los tres juntos, se llaman Carmen Mola. Que puestos a elegir apellido seudónimo (y disculpen quienes les haya tocado en suerte este apellido), no parece muy atractivo escoger uno con reminiscencias de lo que sea.  Les puede pasar como al que preguntó a un fumado por una calle: «¿Por favor, General Mola?» A lo que el flower power contestó entre bocanadas de María: «Hombre, general mola, pero mola más capitán general». Así que con el Planeta da igual, ya saben que, literariamente, es El jinete polaco y poquito más que se nos haya escapado. De manera que, como en la trastienda del bar de Casablanca, aquí se juega.

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