El nombre de África procede del latín -otros dicen que se remonta al griego- y significa «expuesta al sol», o bien «dejada al sol». En África está el origen de la Humanidad (mientras Atapuerca no demuestre lo contrario), ha poblado todo el planeta y sigue dejada al sol, expuesta a la intemperie del hambre y el abandono porque sus descendientes europeos, americanos y asiáticos la han condenado al olvido, como quien abandona a sus padres en el desierto.
La raza humana forma parte de los primates, y se ha clasificado a los humanos como homínidos, es decir, primates bípedos, aunque ahora también entran en esa clasificación los grandes simios: gorilas, chimpancés, orangutanes… Viene toda esta aclaración porque es necesario comparar el desarrollo de una línea de primates -los ahora humanos- con la de los demás. Durante la última glaciación, casi desaparecieron los primates sobre el planeta, y vieron reducido su hábitat a las zonas más cálidas de África. Fue allí donde comenzó la prodigiosa transformación hasta llegar a los que somos.
Los seres humanos actualmente forman una sola especie, Homo Sapiens, según estableció el sueco Carolus Linnaeus en 1758, que apareció hace aproximadamente 250.000 años. La última glaciación, hace unos cien mil años, casi acabó con la vida en La Tierra, pero sobrevivieron ejemplares de muchas especies, entre ellas los primates en todas sus versiones. Asombra la capacidad de desarrollo humano a partir de entonces, sobre todo desde que desaparecieron los neandertales hace treinta mil años. Parece ser que todas las distintas clases de homínidos tenían un similar número de individuos, pero los humanos se reprodujeron de una forma inusitada.
En la actualidad, si sumamos todos los grandes simios (gorilas, orangutanes…) que hay en el planeta, alcanzamos una cifra aproximada a los cien mil ejemplares, y el número de seres humanos pasa de los ¡siete mil millones! Eso da una idea de la eficacia de la raza humana para sobrevivir en La Tierra, algo que no se da en ninguna otra especie, pues el equilibrio entre mamíferos, aves peces e insectos se ha mantenido de manera similar durante milenios. Sólo el hombre ha dado ese salto gigantesco y matemáticamente deslumbrante.
Por eso es el hombre el elemento que rompe el ecosistema general, pues el planeta puede aguantar ese crecimiento exagerado, pero no la capacidad de transformación del entorno que ha desarrollado el hombre. Es casi una alucinación ver el recorrido de los humanos desde que se pusieron de pie hasta la potencia tecnológica que hoy dominan. Y todo sale de La Tierra, el hombre ha aprendido todos los pasos de su desarrollo, que es tal que ha llegado el momento en que lo ha sobrepasado y puede conducirlo a la destrucción. Tampoco sería la primera vez, y de eso los arqueólogos podrían ilustrarnos largamente. Por eso la desaparición de una civilización no significa la de los humanos, puesto que por pocos que sobrevivan pueden volver a repoblar el planeta y a desarrollar otras civilizaciones tan poderosas o más que la nuestra. Es la metáfora de Adán y Eva repetida hasta que el Sol nos absorba, pero para eso todavía faltan millones de años, y no sé cuántas veces puede el hombre levantar y destruir civilizaciones en ese tiempo.
Y todo eso comenzó en África, ese continente que sigue tendido al sol, resecándose como clama su nombre, mientras los continentes que repobló siguen mirando hacia otro lado. Solo van allí a buscar diamantes, petróleo, fosfatos, coltán… Esas razas impresionantes que están en el origen del hombre son nuestros predecesores, y han evolucionado como humanos, por eso el racismo contra la raza negra es, además de un signo de grave intolerancia, la demostración de una ignorancia supina sobre el origen de nuestra propia especie. Nosotros somos ellos, los procesos de la melanina son mecanismos biológicos que ha desarrollado el ser humano para adaptarse a las circunstancias vitales de las distintas zonas del planeta.
Canarias mira hacia África, y debe hacerlo porque su geografía indica que debe ser uno de los puentes para el desarrollo africano. Pero no hay que ser ingenuos, si es verdad que muchos pensamos que si en África hay menos pobreza disminuirá la presión de la inmigración irregular que viene por nuestras fronteras marítimas, también es cierto que mucho ven en ello un negocio. Lo triste es que los propios poderes locales africanos llevan décadas sumidos en la corrupción, manipulando ayudas y aprovechándose de ellas. África es por lo tanto el gran desafío del siglo XXI, con o sin Covid-19, y el gran poder del dinero no quiere darse cuenta de que la fuerza de África es tal que si cae arrastrará a los demás continentes, especialmente Europa. A la vista está.
El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.
En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.