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DIARIO DE CUARENTENA (FASE I) Jornada 65: El valor de una sonrisa (18/05/2020).

 

Han pasado 65 días desde aquel 14 de marzo, un sábado plomizo en el que se decretó el primer Estado de Alarma y quedamos confinados. Han sido más de dos meses en los que hemos vivido una especie de realidad paralela que siempre pensamos que solo suceden en la ficción. Frente a nuestra casa viven vecinos y vecinas que a veces nos cruzamos por la calle o coincidimos en el estanco o en la farmacia de la esquina. Estos 65 días han servido para que valoremos una sonrisa, una mirada, un saludo, que fue pasando de protocolario a afectuoso. Pilar, Ana, Angie y Mapi ya no son solo vecinas, hemos vivido juntos unos momentos que no vamos a olvidar nunca, y la parte mejor era su presencia.

Y luego Sofía y Diego, dos criaturas preciosas, siempre en brazos de sus padres Katy y Octavio, una pareja joven y alegre, que ponían en su ventana lo mejor que tienen, la inocencia de un niño y una niña que nos insuflaban esperanza. Diego cuenta apenas medio año, pero Sofía ya tiene dos, y está en esa edad  en la que nunca te cansas de su inagotable derroche de vida. Quiere saber los nombres de todos, y los usa para llamarnos, pero también está su perro Toba, y nuestra gata de peluche, que nosotros le mostrábamos en correspondencia a sus panderetas, maracas, perritos de madera y muñecas y muñecos que ella exhibía, y que tuvimos que ponerle un nombre de urgencia: Luna. Y tengo que decir que compartir el confinamiento con mi compañera es un regalo, porque ella lo es siempre.

Ayer hubo un aplauso especial a los sanitarios, y como ahora hemos entrado en otra dinámica, este blog ya no puede ser un diario de cuarentena, aunque seguiré aquí, tratando de ser testigo de lo que vean mis ojos. Ahora serán simplemente entradas en mi blog adscrito a Canarias7, que enlazo con mi muro de Facebook y con Twitter. Sigo aquí, y espero que más pronto que tarde podamos dar todos esos abrazos que vamos guardando para cuando llegue el día. Que llegará, seguro. Sigamos las instrucciones y tratemos de sacar lo mejor de nosotros. Gracias por el seguimiento y les espero en la siguiente etapa, que es ya.

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DIARIO DE CUARENTENA (FASE I) Jornada 64: Esperanza y precaución. (17/05/2020).

 

Si anteayer despedimos a un faro democrático y artístico como Juan Genovés, ayer supimos del fallecimiento de Julio Anguita, otro referente no solo de la izquierda sino de la vida política, un ejemplo de coherencia entre las palabras y los hechos. Nunca escuchamos de su boca un insulto contra sus adversarios, siempre fue contundente pero respetuoso, y eso es lo que ahora mismo echamos en falta en la vida política, asunto en el que no quiero entrar porque es muy obvio para todo el mundo.

Esta noche será la última en la que la gente es convocada para aplaudir a los sanitarios, iniciativa que surgió el 14 de marzo y que se ha ido descafeinando al entrar distintos territorios en las nuevas fases, porque coincide con horas de salida y entrada, porque en otros funcionan a esa hora algunos negocios de menos de 400 metros cuadrados y aun en otros porque se han abierto al público las terrazas. Para evitar que la iniciativa vaya decayendo por sí misma, se convoca para hoy a las siete de la tarde (hora canaria) un último aplauso de agradecimiento. Por eso, mañana publicaré también una última entrega diaria de esta serie, si bien seguiré publicando entradas en el blog haciendo el seguimiento, pero que no tendrán periodicidad fija, pues lo mismo salen tres días seguidas que se espacian según vayan evolucionado los acontecimientos. Pero, modestamente, seguiré tratando de ser testigo de estos tiempos tan complicados.

En la penúltima salida a la ventana de ayer por la tarde, volvieron a estar todos los vecinos, menos Octavio de nuevo por trabajo; Pilar encima de nosotros, Carlota, la niña nueva de enfrente, Mapi y Angie en su ventana y, por supuesto, Sofía con su hermano Diego y su madre Katy. Claro, y nosotros, con nuestra ya inevitable Luna, la gata de peluche que cada tarde demanda Sofía, que hoy repitió una coleta y volvió a sacar la pandereta de los primeros días. Con esperanza pero con mucha precaución, seguimos adelante. Buen día.

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DIARIO DESPUÉS DE LA CUARENTENA (FASE I) Jornada 63: Un mundo humano. (16/05/2020).

 

Ayer murió el pintor valenciano Juan Genovés, un artista que llevó su obra más allá del arte. Su trayectoria es la de la lucha por la libertad a través de la cultura, y en estos momentos que vivimos creo que es un punto de referencia obligado. Tenía 89 años, pero siempre es pronto para que se apaguen los faros. Es una ironía que su famosa obra El abrazo, de 1976, que llamaba a la reconciliación después de una época muy oscura, choque precisamente con las normas que ahora nos vemos obligados a cumplir. Insisto, no me gusta la expresión “distanciamiento social”, prefiero que sea físico, porque ahora más que nunca el pensamiento es necesario para avanzar en un mundo que ha de ser  más humano o no será.

Recuerdo a Juan Genovés durante una temporada que estuvo en Gran Canaria, impartiendo su magisterio artístico e intelectual. Fue a mitad de la década de los 80, e impulsó un muralismo que llenaba los paredones de arte y mensaje, como el que fue pintado colectivamente en la bajada de la Plaza de San Bernardo de Las Palmas de Gran Canaria. Pero acaso su huella más profunda quedó en la pared junto al colegio Rafael Alberti de Jinámar, un mural colectivo que el tiempo y la desidia ha ido deteriorando. Hay que recuperar la obra, pero sobre todo el espíritu de Juan Genovés. Tuve ocasión de escucharlo en sus discursos informales entre la gente más joven, y estaba claro que era un artista necesario. Y lo sigue siendo; que la tierra le sea leve.

Fue desapacible la tarde de ayer, con viento, sobre todo cuando te asomas a una ventana muy elevada de la calle. Volvió a salir la niña nueva que se llama Carlota. Sofía y Diego estaban con su madre, ella con una coleta que le daba todavía más luz a la cara, y ya decidió que mi compañera no le compre unas maracas, sino que le dé unas pequeñitas que a veces hemos sacado para mostrárselas. Eso sí, “cuando se vaya el bichito”. Buen sábado, y pensemos en los demás. Y en hoy. Buen día.