DIARIO DE CUARENTENA. Jornada 29: Lucas y la muñeca de Sofía. (12/04/2020).
Otro domingo más de cuarentena. Este fin de semana hemos asistido al debate sobre la vuelta al trabajo de los sectores económicos que fueron detenidos durante la primera prórroga del confinamiento. Hay distintas opiniones sobre la conveniencia de que así sea, aunque pienso que detrás está la gran duda sobre la dicotomía economía-salud. Como he repetido aquí mismo, carezco de los elementos necesarios para opinar, porque llama mucho la atención que en países como Suecia se sigan unas pautas menos rígidas y sin embargo las cifras de contagios no son tan grandes como en otros en los que se ha parado casi por completo. Creo que falta concreción en algunas instrucciones, porque esa ambigüedad es terreno abonado a que el cuñadismo coloque sus teorías, a veces sin fundamento científico. Y, la verdad, ya me pierdo en conceptos como la inmunidad de rebaño o esa idea de que la autodisciplina que supuestamente tienen los suecos no es posible en el sur latino de Europa. De manera que sigo apostando por confiar en la ciencia y en el buen juicio de quienes tienen ahora la enorme responsabilidad de gobernar.

Mi compañera y yo hemos establecido una especie de sana competición con los contadores de pasos, para que, aparte de los estiramientos y algunos ejercicios recomendados por amigos entendidos en la materia, las piernas tengan el movimiento necesario para ayudar al funcionamiento general de todo el sistema (corazón, colesterol, musculatura). De esa manera conseguimos alcanzar unos mínimos establecidos pero luego tratamos de que la cifra sea lo más alta posible. Resulta divertido vernos realizando expediciones repetitivas, salón-pasillo-cocina-pasillo-dormitorio… Así hasta sumar un buen número de pasos divididos en varias excursiones diarias, a los que hay que sumar los habituales de moverse en casa, pues aconsejan que el ejercicio sea sostenido durante un tiempo siempre que se pueda.
Por la tarde, Sofía apareció en la ventana abrazada a una muñeca, sin por ello renunciar a su inseparable pandereta. Desconocemos el nombre de la muñeca, que seguramente debe tenerlo, y para corresponder le mostramos a Lucas, un muñequito que está en una repisa del dormitorio y que huele a vainilla. Justo es que si ella nos muestra su muñeca nosotros hagamos lo mismo con el nuestro. De modo que, la novedad de ayer en el encuentro visual de las siete fue la aparición de Lucas y la innominada muñeca de Sofía, porque esta vez Diego no compareció (ya se sabe, los bebé a su bola). Buen día.