DIARIO DE CUARENTENA. Jornada 34: Las mil formas del amor. (17/04/2020).
Hoy van a permitirme que tenga un recuerdo agradecido con el escritor Luis Sepúlveda, un chileno de vida azarosa y comprometida, que acabó recalando en Asturias, y que ha fallecido. Son muchas las personas que se ha llevado esta pandemia, y todas merecen el recuerdo, porque, como decía el poeta John Donne, juntos formamos la Humanidad. Sepúlveda nos maravilló a todos cuando en 1989 publicó El viejo que leía novelas de amor, pero todos sus libros hablan del respeto a la madre naturaleza, de la solidaridad, de las mil formas del amor. También decía que los libros sirven para abrirnos lo ojos, pero que ningún libro cambia el mundo, deben hacerlo las personas. Por eso tenemos que tratar de que el mundo cambie a mejor, porque quienes están falleciendo son seres humanos, muy importantes todos, no solo números en una estadística.
Se habla de niños y del curso escolar. Es importante hacerlo porque no podemos esperar a que pase todo para empezar a reconstruir, es necesario estar preparados para iniciar la remontada cuando llegue el momento. Y hay que recordar aquí el gran trabajo que está haciendo el profesorado con las clases a distancia a través de las plataformas educativas. Es un trabajo ímprobo, porque hay que prepararlo y transmitirlo, y es casi un tratamiento personalizado. Las redes tecnológicas son una gran ayuda, pero cuando se convierten en la única vía de comunicación entre la docencia y el alumnado se complica muchísimo, sobre todo en los cursos más pequeños. Sabemos que esa es su obligación en estas circunstancias, pero lo que no es justo es que se menosprecie esa labor, incluso desde las instituciones educativas que tendrían que apoyar y reconocer ese esfuerzo.
Y es que veo cada tarde a esos niños en la ventana de enfrente, que tendrán que vivir en un mundo que todavía no sabemos cómo va a ser. Sofía, ajena a todo lo que sucede, se ha dejado de ruidos y hoy apareció con un silencioso muñeco de trapo, cuyas características no pudimos ver muy bien porque ella lo tenía fuertemente abrazado. Eso sí, podemos afirmar que el muñeco es rojo, y también que la hermana gemela de Olivia (hijas de los nuevos vecinos del piso interior) se llama Lucía, otro nombre luminoso en tiempos de neblina. Diego también compareció, como las gemelas, como Marta, como Sofía, que es la imagen de esa inocencia que nos ilumina. Buen día.